Dicen que es mejor haber amado y haber perdido; que nunca haber amado, tan cierto como el hecho de que tan sólo viven en mis recuerdos. Recuerdos que me llegan en la mente cuando pienso en el amor y de las personas que se han instalados en ellos. Recuerdos que vienen y van pero los que te han robado una sonrisa y a la vez una lágrima en el corazón son aquellas que forman una cicatriz en el alma para nunca irse. Es verdad que un adiós duele, pero el olvido duele mucho más; ya que el adiós es sólo temporal porque las personas viven en tus recuerdos y en tu alma, pero el olvido es definitivo. Perder los recuerdos que has vivido con esa persona que una vez significó todo para ti, es mucho más desgarrador que el instante de su partida. Hay momentos que nunca vuelven y recuerdos que jamás regresan, es por eso por lo que nunca pares de recordar pero nunca jamás te olvides de vivir.
Phoenix. La vida es un ratito