Poesía a mi mismo
A ti, que te pesa ya tanto la mochila, pesado lastre con que te carga la vida abandona ya mismo la melancolía que la soledad fue siempre tu enemiga.
A ti, fuerte guerrero incansable diestro luchador inderrotable que tiene para los demás una palabra amable, busca a alguien que con cariño te hable.
A ti que creíste en el amor eterno creyendo en las princesas de los cuentos, tu mundo color de rosa se te tornó negro, y tu castillo de naipes se fue al infierno.
¿Es que no te animas a navegar de lleno por horizontes no conocidos, nuevos? Pues tienes miedo de perderte en el océano explorando la frialdad de otros cuerpos.
Tú, que has tenido coraje para emprender desafíos y eras hábil en la resolución de conflictos, ¡que eras de espíritu optimista y positivo... ...ahora ves a cada paso un peligro!
Fuiste gerente de escasez y de abundancia eras impaciente y desbordabas de ganas, tu semillero de ideas nunca se acababa... y hacías todo lo que te entusiasmaba.
Tu, que utilizabas tus puños no para pegar sino para escribir y por tus ideas luchar, y al que estaba a tu lado lo tratabas de ayudar y al que se había caído animaste a levantar.
No puedo creer como tantos han comido de tus manos y cuando tu tienes hambre no aparece un hermano. Comprobaste que “Ríe y el mundo reirá contigo... ...pero cuando llores, estarás solo y abatido.”
Eres una motita de polvo dentro del universo por momentos dios, pero de carne y hueso, búscate quien te dé un abrazo fraterno, quien te ayude a seguir soportando el peso.
A ti, que no posees ningún pavor ni miedo, que has atravesado la subida y también el descenso, que has estado en la cima, y en el pozo ciego, no bajes los brazos, pasará el mal momento.
(De la red)
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