Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos, nariz y boca de mujer.
Con curvas y pliegues,
y suaves hondonadas,
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas, los sueños, el instinto.
Todo lo creó suavemente
a martillazos de soplidos y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer cada día,
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
bendiciendo mi sexo.
Gioconda Belli