Ninfas.
¿Dónde están ahora, Oh, hermosas doncellas de la montaña, Dónde las Oréadas, dueñas de la Mañana? Nada agita el recuerdo reciente, El goteo limpio de aquella fuente; Nada responde nuestros clamores, Sólo el corazón lleno de dolores En el Valle de los Zorzales; Que se agita en los confines, Pero el brillante rocío Cae suave sobre los oídos, Haciendo su delicado lecho de juncos, Entonces escucha, despierto.
Katharine Tynan.
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