El 50% de los perros mayores de ocho años sufren una enfermedad conocida como Disfunción Cognitiva Canina (DCC) , que presenta los mismos síntomas que el
Alzheimer humano: pérdida de memoria, desorientación, cambios de personalidad, confusión y alteraciones psicológicas.
Lo que también se conoce como demencia canina, envejecimiento mental, senilidad o síndrome del perro viejo fue objeto de estudio de la Universidad Iberoamericana de Ciencias y Tecnología , que demostró que lo causan cambios físicos y químicos en el cerebro, no atribuibles sólo al envejecimiento.
Dejar de responder a su nombre; mirar fijamente hacia el espacio; deambular sin rumbo usando la misma ruta alrededor de mesas o asientos; quedarse atrapado entre los muebles y necesitar ayuda para salir; alterar sus horarios de sueño; cambiar su comportamiento social como alejarse cuando recibe afecto, son algunos de los síntomas, facilemente reconocibles por el dueño. No obstante sólo el 12% se atreven a notificarlo ante el veterinario.
La intervención de los dueños ayuda a aminorar el decaimiento mental de sus mascotas. Simplemente se debe estimular mentalmente y de todas las formas posibles al animal: jugando con él, escondiéndole la comida para que la encuentre, enseñarle cosas nuevas cada semana, hacer caminatas cortas a lugares nuevos para él, hablarle e interactuar socialmente con él.
Hay que decir que los perros adultos todavía pueden aprender, les gusta complacer a sus dueños y ganarse premios. Aunque puede llevarles más tiempo y paciencia que a los perros jóvenes.
(TinaDiaz/cuidadoalzheimer)