Alzheimer. Vivir cuando dos y dos ya no son cuatro.

Hoy navegando por este mundo de Internet, y como hago siempre que me es posible buscando cosas de interés sobre la enfermedad encontré un libro que no tiene un coste elevado y encuentro muy interesante, pues se puede descargar un resumen del mismo  pinchando sobre la imagen que aquí en esta entrada os dejo. En este enlace: http://www.familialzheimer.org/prensa/noticias/ver/3555  encontraras un articulo que habla sobre el libro detalladamente. Parece ser que se encuentra en las librerías, y yo tratare de comprármelo pues como les digo encuentro muy interesante su titulo y su índice , pienso que cumple muy bien el cometido de conocer mejor los avatares de convivir con la enfermedad. Escriben sobre casos en los que podremos encontrar reflejos de lo que nos podemos encontrar cuando cuidas o convives con un enferme de Alzheimer.

Hablando de este interesante libro, les contaré cual fue mi ultima estrategia de apenas hace unas semanas, como siempre esperando que  resulte útil.

Llegando a mi casa me encontré a un matrimonio, mayor que en el porche de su casa, la mujer trataba de retener al señor pues quería salir decía a pasear al centro del pueblo, era un día frió y lluvioso y el señor no vestia ropa adecuada para el clima, la señora insistía en retenerle y el comenzaba a enfadarse y cada vez su tono de voz era mas elevado. Me detuve unos instantes a observarles y detecté que el señor sufría de alguna demencia no diré Alzheimer, pues no soy ningúna profesional para efectuar esos diagnósticos, pero lo que si supe era que yo podía ayudar aquella señora. Como con paciencia y una dosis de estrategia.

Tenia que actuar y así lo hice, en sus discusiones escuché el nombre del señor y llamándole por el mismo me acerqué,  por supuesto el señor de nada me conocía, pero al llamarle por su nombre el no se lo cuestionó, y me escuchó cuando le dije “ahora no se vaya porque he visto yo alguien merodeando antes por aquí a alguien que no me gustó nada su pinta, y no va a dejar sola usted a la señora, no sea que le pase algo”, mostrándole las llaves de mi coche añadí: “ además, luego cuando yo salga al centro y mire ahí tengo estacionado mi coche yo le llevo”  recuerdo la sonrisa de la señora y su guiño de complicidad. El me contestó entrando hacia su casa, “ah si es así, entonces me espero, pero me avisas cuando te vayas y si ves alguien merodeando por aquí” le dije “ por supuesto que lo haré”.  Tres horas después, cuando salí el señor estaba asomado a la ventana cuando yo le dije “hasta luego” y el me respondió amablemente “adiós buenos días”.

Haberle contrariado no hubiera servido de nada, tan solo enfurecerle mas, y talvez otro día esta estrategia tampoco sirva ya de nada, habrá que improvisar otra sobre la marcha, pero en ese momento fue útil, fue de ayuda mis conocimientos sobre esta enfermedad, y pienso que en ese libro podríamos encontrar mas claves como ésta, por eso seria muy bueno leerlo.

Piensa siempre cuado tengas frente a ti la enfermedad  nunca culpes al enfermo de su actitud .

Siempre desde mi punto de vista, el de un cuidador mas de los miles que hay en todo el mundo.