LLevamos tiempo comentando los ‘Cuadernos prácticos sobre la enfermedad de Alzheimer y otras demencias´, que editan AFAL y Obra Social Caja Madrid. Y aunque hemos hablado en muchas ocasiones de esta enfermedad, algunas personas nos han pedido más detalles sobre ella. Vuestros deseos son órdenes.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL ALZHEIMER?
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa irreversible, que provoca en quien la padece un deterioro de todo el sistema cognitivo, de forma progresiva, además de diversas alteraciones conductuales y motoras, y cuya causa es todavía desconocida. Es el más frecuente de todos los tipos de demencia que existen. No es parte del envejecimiento normal. No es una enfermedad contagiosa, ni tampoco puede hablarse de una enfermedad totalmente hereditaria.
¿DESDE CUÁNDO SE CONOCE?
En 1907 Alöis Alzheimer (médico neurólogo) descubrió en una mujer de 51 años las anomalías que hoy se conocen con el nombre de enfermedad de Alzheimer. Todavía hoy se ignoran las causas que provocan la patología, aunque están abiertas numerosas vías de investigación para la solución de este mal.
SÍNTOMAS INICIALES DE LA ENFERMEDAD
Al comienzo de la enfermedad, las personas pueden tener problemas para recordar nombres o caras familiares, actividades recientes, qué día es o lo que comieron en el desayuno.
A menudo, los amigos y familiares no reconocen los síntomas tempranos de la enfermedad porque comienzan con cambios imperceptibles en la conducta y la personalidad, y progresan lentamente. A veces, estos síntomas pueden ser considerados por los familiares como parte del proceso normal de envejecimiento. Sin embargo, los síntomas de la enfermedad de Alzheimer no son parte natural del envejecimiento.
Una persona, en las etapas tempranas de la enfermedad, puede continuar con sus actividades regulares diarias. Esto hace aún más difícil reconocer la dolencia. Más adelante, los síntomas se agudizan y comienzan a interferir en la vida diaria del afectado. Según vaya avanzando la enfermedad, notaremos cambios drásticos en el ánimo, el juicio y pérdida progresiva de la coordinación física.
– Cambios de humor, comportamiento o personalidad.
– Pérdida de interés en las aficiones.
– Pequeños olvidos.
– Dificultad para planificar actividades complejas.
– Desorientación en lugares poco habituales.3.2.4.
¿CÓMO SE LLEGA A SU DIAGNÓSTICO?
No existe actualmente ninguna prueba definitiva y segura para el diagnóstico de la enfermedad, salvo biopsia cerebral en vida o autopsia una vez fallecido el paciente. Dado que no es posible hacer una biopsia del cerebro hoy en día, por los altos riesgos que puede ocasionar su práctica.
Aun así, existen una serie de características propias de los enfermos de Alzheimer que ayudan al especialista a diferenciar el cuadro clínico de esta enfermedad de aquellas otras situaciones o causas que pueden producir pérdida de memoria o demencia de otro tipo; pero el especialista siempre hablará del diagnóstico como ‘posible/probable enfermedad/demencia tipo Alzheimer’.
Existen unos protocolos para el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer por parte de la SEN (Sociedad Española de Neurología). Son los siguientes:
– Estudio detallado de la información proporcionada por la familia.
– Exploración detenida del paciente mediante entrevista.
– Batería de exploraciones complementarias: escáner y/o resonancia magnética (RMN), electroencefalograma (EEG), tomografía axial computarizada (TAC).
– Resultados de tests psicológicos que ayudan a hacer una valoración del deterioro cognitivo, comparando la puntuación obtenida con la de exámenes posteriores.
– Afectación de la capacidad de denominar objetos en la fase inicial de la demencia.
– Alteraciones de la comprensión verbal, de la fluidez verbal, de la distinción de las cosas por su especie y de la orientación visuespacial ya en las fases iniciales de la enfermedad.
Hemos de insistir, no obstante, en que ninguna prueba consigue un diagnóstico definitivo, aunque sí son útiles para orientar y, sobre todo, para descartar otras patologías.
(fuente:cuidadosalzheimer)