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- No existen diferencias entre "clonación" para la obtención de individuos (rechazada tácita y legalmente en el mundo civilizado) y la "clonación terapéutica". Detener el desarrollo del embrión fabricado artificialmetne en una u otra fase del desarrollo, o completarlo, no modifica la trangresión ética de crear vidas humanas artificiales contra natura. Ni el fin justifica los medios, ni la moralidad es cuestión de la fijación de un límite hasta donde llegar.
- No es cierto que sea esta "clonación terapéutica" la única vía de obtener células germinales. Se ha demostrado que en el individuo adulto existen células multipotenciales no solo en tejidos con alta proliferación celular como la médula ósea, sino en otros de renovación lenta como la piel e, incluso, el Sistema Nervioso Central, donde tanto tiempo se negó la existencia de posible regeneración de las neuronas. Estas células quedan sin diferenciarse a células adultas y como acantonadas en algunas zonas precisas, o de manera difusa en órganos adultos. Se han logrado obtener células adultas específicas de distintos tejidos (piel, músculo, riñon, glándulas) a partir de células troncales obtenidas de la piel y de otros órganos. Incluso se han obtenido neuronas de células troncales aisladas de la piel.
- No es cierto que el impedimento de manipular embriones humanos retrase o impida posibles terapias celulares. Como decimos, existen células madre o troncales que se pueden aislar de los tejidos adultos y, para experimentación, también existen muchas células pluripotentes y multipotentes en el cordón umbilical y tejidos placentarios humanos. Por otro lado, los ensayos de crecimiento de células en el laboratorio se deben acompañar de una segunda fase de ensayo de trasplantes en los individuos vivos. Cuando la experimentación se hace en animales de laboratorio o granja, se pueden investigar los implantes, su funcionalidad y supervivencia en las mismas especies animales (rata, ratón, oveja, vaca). ¿Se piensa experimentar los implantes celulares obtenidos de embriones humanos en el hombre?.
En los últimos meses, prácticamente no hay un solo día en que los periódicos y revistas no nos obsequien con un artículo, generalmente con generoso titular, dedicado al tema de este comentario. Invariablemente, además, se nos "informa" que en la clonación y en las células madre está la solución al problema del Alzheimer, y que cualquier cortapisa a la manipulación de estas células atenta contra los derechos a la salud de las personas y al avance de la ciencia. Comentarios de presuntos "relevantes científicos" en televisión corroboran estas ideas, ya que la voz de los escasos verdaderos expertos en la materia que aparecen, se hace prácticamente ininteligible por la "casual" premura de tiempo. Declaraciones de políticos, que sin conocer el tema en absoluto, pontifican para reafirmar ante sus futuros votantes sus talantes progresistas y liberales, acaban por desenfocar el problema y conducirlo fuera de su ámbito científico y médico.
Para los familiares de los enfermos de Alzheimer se plantea con todo esto la eterna doble pregunta ¿existe una solución y se nos la está negando por los posibles elevados costos? o, por el contrario, ¿se nos está utilizando para conseguir desarrollar tratamientos de elevado costo que beneficien a las grandes compañías multinacionales?.
En esta pequeña revisión del tema pretendo clarificar algunos de los conceptos y las ideas que machaconamente se nos presentan para poder contestar a nuestras preguntas. En ella se tratarán por separado las dos principales cuestiones que engloba este tema: la viabilidad de la terapia celular en la EA, y la obtención de las células para llevarla a cabo.
Las terapias celulares y sus posibilidades en la Enfermedad de Alzheimer
Existe un gran número de enfermedades causadas por la pérdida de algún tipo de célula del organismo, tanto físicamente como funcionalmente. Así ocurre, por ejemplo, con la insuficiencia hepática o renal, en las que degeneran las células del hígado o del riñón; con la diabetes, en la que las células del páncreas ya no fabrican insulina; o con la EA, en la que desaparecen ciertas neuronas (Fig. 1). Estas son principalmente las neuronas de la corteza cerebral encargadas de realizar las funciones cognoscitivas así como las neuronas colinérgicas de la base del cerebro cuya misión es que sobrevivan y funcionen correctamente las citadas neuronas corticales.
En un planteamiento teórico se pensó que se podían solucionar estas enfermedades aportando nuevas células en pleno funcionamiento para recuperar al organismo. La forma inicial más sencilla fue trasplantar órganos plenamente funcionantes. Se obtuvieron éxitos muy significativos en algunos casos (hígado, riñón) con lo que el avance de la medicina fue espectacular. Su principal problema es el rechazo. Nuestro organismo tiene unos sistemas de defensa que destruyen cualquier célula que no es reconocida como propia y, por tanto, desde el primer momento lucha por eliminar lo que se trasplanta o implanta.
Figura 1. Esquema sobre la formación de las neuronas y los circuitos neuronales del cerebro adulto, se neurodegeneración en la enfermedad de Alzheimer y las posibles vías de tratamiento neuronal de esta enfermedad. En el embrión, el tubo neuronal produce células madre nerviosas que dan lugar a neuroblastos que emigran y se diferencias en cada uno de los tipos neuronales (en el esquema se representan neuronales piramidales de la certeza cerebral). En el desarrollo postnatal temprano van creciendo las prolongaciones y se establecen las conexiones neuronales, que alcanzan su máximo desarrollo en el adulto. En la senilidad normal hay una pequeña involución morfológica y funcional de las neuronas, con pérdida de algunos de sus elementos. En la enfermedad de ALzheimer las neuronas degeneran y llegan a morir de manera masiva en algunas zonas. Los tratamientos neuronales de esta enfermedad se basan en la PREVENCIÓN de la involución neuronal y de la acumulación de tóxicos (principlalmente el amiloide); en la RECUPERACIÓN de neuronas en vías de degeneración (especialmente con substancias neurotróficas); y finalmente, mediante las nuevas tecnologías de terapia celular, en la SUBSTITUCIÓN de neuronas desaparecidas a partir de células madre nerviosas que persisten en el cerebro adulto o que son inyectadas. |
Además de los fracasos por el rechazo, muchas enfermedades no pueden ser corregidas con un trasplante, bien porque el órgano no "prende" (por ejemplo, el páncreas) o bien porque el órgano es muy complejo y solo necesitamos implantar un tipo concreto de célula. Para solucionar estos casos surge la idea de desarrollar terapias celulares específicas.
Estos tratamientos celulares podemos considerarlos compuestos de dos fases: 1) obtención de células adultas específicas y compatibles con el individuo, y 2) introducción de las mismas (implante) en el tejido enfermo para restaurar la función pérdida por el organismo.
En los casos citados anteriormente, el reto científico en su primera fase sería bastante similar: obtener células hepáticas y renales plenamente funcionales, células pancreáticas secretoras de insulina para combatir la diabetes y neuronas corticales y colinérgicas para corregir el Alzheimer. En su segunda fase, el implante debería venir acompañado de todo un desarrollo científico-tecnológico para conseguir una integración más o menos compleja de estas células en los tejidos enfermos para lograr su reparación y que el organismo recupere la salud. En nuestros ejemplos, bastaría con introducir células secretoras de insulina en el páncreas del enfermo (incluso valdría en otra parte de su organismo), o células hepáticas en el hígado para solucionar la diabetes o la insuficiencia hepática (esto ya se comprobó experimentalmente hace meses). En el caso de la insuficiencia renal, se debería "fabricar" una especie de riñón artificial que contuviera las células implantadas y drenara la orina hacia el exterior (se acaba de conocer que existen ya resultados experimentales positivos en este sentido). Pero en el caso de la EA, la especial arquitectura del Sistema Nervioso, con neuronas ensambladas de manera jerárquica, unidas unas a otras formando una red altamente sofisticadas y organizada (cosa que solo se consigue durante el desarrollo, durante toda la época embrionaria y los primeros años de la vida extrauterina), impediría que la simple "colocación" en el cerebro de las neuronas conseguidas en el laboratorio corrigiera la enfermedad. En la EA necesitaríamos que las células compatibles se integrasen en la red neuronal, lo que hasta hace muy poco se consideraba totalmente inviable. Únicamente se suponía que se podrían implantar células productoras de acetilcolina o factores de crecimiento nervioso, substancias que son deficitarias en la EA, para intentar paliar en parte los efectos de esos déficits (Fig. 2).
Figura 2. Esquema sobre las posibles actuaciones de terapia celular (implantes de células obtenidos en el laboratorio, tanto con diferenciación normal a partir de células madre como modificadas mediante técnicas de biotecnología para incluir genes que obliguen a estas células a producir proteínas que son deficitarias en el individuo) para recuperar neuronas colinérgicas del núcleo basalis de Meynert (nbM) en vías de degeneración o sustituir neuronas desaparecidas. 1= Implantes en la corteza o en el nbM de células gliales productoras de factores tróficos (F) 2= Implantes de células similares con inclusiones de genes productores de estos factores 3= Inyección de genes productores de factores neurotróficos 4= Implante de neuronas colinérgicas embrionarias en la corteza que producen acetilcolina (ACh) 5= Implnate de células madre nerviosas o neuroblastos que desarrollan un circuito hasta la corteza para proporcionar acetilcolina. |
Ahora han cambiado bastante las expectativas de terapia celular en la EA. Durante años se pensaba que en el cerebro adulto no se podían crear circuitos con nuevos elementos celulares. Sin embargo, se fueron encontrando ejemplos que ponían en entredicho esta idea de que la regeneración de los circuitos era imposible: en los peces existen regiones del cerebro -concretamente el cerebelo- que crean nuevas neuronas y dan lugar a nuevos circuitos neuronales para el control del movimiento; en los pájaros cantores, el núcleo del canto del cerebro, responsable del aprendizaje de nuevos trinos, va recibiendo nuevas células precursoras de neuronas que se convierten en neuronas que se integran en la red del cerebro adulto; y en algunos mamíferos (roedores, por ejemplo), existe una continua creación de neuronas en el cerebro que acaban integrándose en los circuitos olfativos. De esta manera, podemos pensar también que las enfermedades del Sistema Nervioso Central se pueden solventar, como la mayoría de las enfermedades con degeneración celular, con terapias celulares, buscando células totalmente compatibles y haciendolas que se integren en los tejidos enfermos de forma que cumplan las funciones de las que desapareciesen. Ahora nos falta lograr esas células a implantar y lograr que se integren para cumplir el fin perseguido.
Producción de células para la terapia celular (implantes) y ensayos para su integración en el organismo: clonación "terapéutica", células madre. Problemas científicos y éticos
Si, como hemos escrito, lo que necesitamos son células adultas plenamentes funcionantes que subtituyan a las dañadas, degeneradas o desaparecidas, y que sean compatibles con cada individuo propiamente dicho, la mejor manera será conseguir células que tengan su origen en el mismo individuo a tratar y sean, por tanto, no susceptibles de rechazo. Tras algunos intentos de obtener células del individuo adulto y reintroducirlas después de su cultivo, con o sin modificación (por ejemplo, introduciendo un gen para que segreguen ahora una una substancia de la que carece el individuo) para obtener un mayor número de células funcionales (por ejemplo, los autoinjertos, como los de piel o de médula ósea, o los implantes de células modificadfas que puden ahora producir hormonas o factores de crecimiento que el organismo ya no fabrica y que pueden ser útiles en la EA), se dirigió la investigación a obtener células precursoras ("células madre") de las células adultas, que se se podrían cultivar, obtener en cantidades muy considerables, manipular y diferenciar hasta tipos celulares adultos con las características que teóricamente se precisan. La mirada se dirigió a las células embrionarias más iniciales (células madre más primitivas e indiferenciadas), ya que ellas son las que poseen las mayores capacidades de formación de distintas células (Fig. 3).
Figura 3. Desarrollo embrionario normal para producir un nuevo individuo a partir de los gametos del padre y de la madre y "clonación" para obtener un individuo "idéntico" a partir de otro adulto (de sexo masculino o femenino, según sea el "donante" del núcleo de la célula inicial) |
Una célula germinal femenina fecundada por otra germinal masculina produce un cigoto u óvulo fecundado que comienza a dividirse. Las células a que dá lugar en sus primeras divisiones (64-128 células) se denominan "totipotentes" ya que pueden dar lugar a cualquier célula del organismo, incluso a individuos completos. Posteriormente, durante el desarrollo, las células van perdiendo capacidad de generar cualquier tipo de célula, aunque cada una en su momento del desarrollo embriológico conserva la capacidad de producir todas las células que derivarán de ella y que existirán cuando nazca el individuo (Fig. 4). Estas células con menor potencialidad (células progenitoras o células madre "pluripotentes" y "multipotentes") acaban dando lugar a células troncales germinales de una línea celular ("stem cells"), es decir, las que dan lugar a un tipo o subtipo de célula en concreto (p.e., cada uno de los tipos de células del riñon, o de las neuronas y células gliales del Sistema Nervioso).
Los embriones humanos que se encuentran conservados en las clínicas de fertilización se han considerado por algunos investigadores una fuente de células progenitoras muy adecuada, pues pensaban que se podrían obviar mediante ciertas técnicas la fuente del posible rechazo cuando se implantaran, y si nó fuera ello posible, en último término, serían el material idóneo para experimentar con un material humano de "desecho" las posibilidades de generación de células adultas especializadas y averiguar cuales son los factores que dirigen este proceso.
Siguiendo en esta línea de de permisividad en la la experimentación con humanos, en una segunda vía de aproximación, definida por algunos como "el mayor avance de la ciencia moderna" se puso en marcha la denominada "clonación terapéutica", es decir, la replicación de un individuo en sus primeras fases de embrion para obtener células totipotentes con las que obtener posteriormente, en el laboratorio, cualquier tipo de células funcionantes adultas que ese individuo pudiera necesitar. La clonación es un proceso por el que a un óvulo sin fecundar se le quita su núcleo y se le substituye por el núcleo de una célula de un individuo adulto, y posteriormente se hace crecer el óvulo hasta producir un nuevo individuo (recordemos la oveja Dolly). De esta forma, el individuo producido será un "clon" (una réplica teóricamente exacta) de aquel que prestó el núcleo, ya que todas sus células contienen los mismos genes que su "progenitor" de laboratorio. Es obvio que todas sus células son compatibles con las del individuo que proporcinó el núcleo al ´´ovulo, pues son "como si procedieran del mismo individuo".
Este planteamiento para obtener células con fines terapéuticos, teóricamente avanzado en el terreno científico, y aséptico en el terreno moral según algunos investigadores, plantea, en realidad, gran cantidad de problemas éticos y científicos que han sido puestos de manifiesto por investigadores en diversas ramas de la ciencia, juristas, filósofos y moralistas. Se pueden señalar entre otros:
Figura 4. Potencialidad de las células embrionarias, células madre y células troncales para producir distintos tipos de células adultas para la terapia celular. |
Resumen y conclusiones
El avance científico y tecnológico en biomedicina de estos últimos años nos pone a las puertas de conseguir un nuevo y revolucionario tratamiento, la terapia celular, mediante el cual se puede recuperar un organismo afectado por la desapación de un tipo de célula imprescindible con la implantación de nuevas células totalmente funcionantes y compatibles con ese organismo. El tratamiento requiere el aislamiento de células que den lugar a las requeridas, la producción de las mismas en cantidades suficientes, su implante en el individuo (en su lugar preciso) y el desarrollo de estas células de forma que se integren en el tejido adulto y cumplan la función perdida del organismo. En la EA todas estas fases son de una gran complejidad, porque las células deben integrarse en los circuitos neuronales. Para evitar los problemas éticos y legales, y también todos los posibles rechazos de células diferentes a las del individuo, se deben obtener células indiferenciadas del individuo adulto (de sistema nervioso, de piel, etc.), fabricar las neuronas requeridas y desarrollar la tecnología para integrarlas en los circuitos del cerebro. Solo esto sería verdaderamente útil, científico, ético y legal. Deben primarse y financiarse las investigaciones en este sentido huyendo del sensacionalismo de la "clonación terapéutica" y de los "ensayos con embriones humanos" que a la larga no conducirán a nada práctico.
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