LA REALIDAD DEL NUMERO 13..
En las ideas limitantes hay que tocar de manera relevante el uso del número 13 que ha sido desvirtuado, tratado como si fuera maligno, oscuro y negativo. Esta es otra forma de ocultar un profundo conocimiento que nuestros queridos Mayas, la jerarquía espiritual que ahí se desarrolló, preservó con una pulcritud y limpieza extraordinaria.
El número 13 no es, por lo tanto, ese número de “mala suerte”, de negatividad y de oscuridad.
Muy por al contrario, en él se encuentra la clave de la liberación, de la ascensión y de la iluminación completa.
El número 13 se concibió entre los Mayas como el momento de la liberación, el punto máximo donde la conciencia regresa al punto de origen y se reintegra a él.
Así se considera que la creación comienza con el Uno, empieza la vida. La vida que sale del Ser Total (Hunab-Kú para los Mayas) se expresa y comienza su carrera por consolidarse en la materia. Es una escalera de concretización que alcanza su máximo nivel con el número 12.
Por eso es que el 12 es la mayor fuerza de la materialización. Son las 12 hélices de nuestro ADN que forman la consolidación de nuestras estructuras genéticas. El 12 nos envuelve totalmente en el mundo material. Pero al 12 tenemos que sumarle el uno, 12 + 1, y así el siguiente paso es la vuelta, el regreso a lo Absoluto, el nivel más espiritualizado de nuestro Ser. Es el punto de regreso. Esto quedó expresado en la arquitectura en la forma de construcción de algunos monumentos que usualmente tienen 12 columnas y el 13 es el Altar que está enfrente, 12 + 1.
Si nos quedamos en el 12 nos quedamos encarcelados en la materia. Un paso más, un escalón más y nos precipitamos al Absoluto, nos diluimos en la Totalidad.
El 13 es la conciencia del Padre-Madre dador de toda Vida, que se quedó impregnado en lo más profundo de nuestro Ser y solo regresamos a Él cuando las percepciones sensoriales humanas se trascienden y entramos en el dominio de lo sutil, de lo Absoluto, cuando nos diluimos en la totalidad y esta estructura material ya no es el centro de nuestra atención, sino que se experimenta una expansión de tu Ser y te reencuentras con la sensación de que tu Ser está en todas partes, percibiendo todos los ángulos, todas las dimensiones.
Sí es posible, sí es Real, porque eso es lo que somos: “Conciencia Pura”.
Del libro: La visión Maya Solar de la Ascensión
Autora: NAH KIN (Eugenia Casarín)
CON CARIÑO...
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