Los familiares con enfermos de Alzheimer experimentan diversidad de sentimientos: Se sienten tristes, descorazonados y sólos. Se sienten enojados, culpables o esperanzados.
Ante una enfermedad de este tipo, es comprensible la desazón emocional. En ocasiones los familiares se sienten abrumados por sus propios sentimientos.
Reacciones emocionales:
Todos tenemos diferentes maneras de manejar nuestras emociones; algunos experimentan cada sentimiento intensamente y otros no tanto. Hablaré de los más frecuentes:
Enojo: El enfermo de Alzheimer presenta conductas en extremo exasperantes y que en ocasiones resultan difíciles de soportar. Ante ésto, es natural que el familiar se enfade con el enfermo y reaccione, incluso, gritándole o recriminándole su actitud.
Todos sabemos que es humano enfadarse cuando tenemos que hacer frente a las pérdidas y a las cargas que conlleva cuidar de un enfermo de este tipo; pero debemos tener en cuenta, sin embargo, que manifestar nuestro enfado ante él, sólo servirá para empeorar la situación.
Debemos diferenciar entre enfadarse "con la conducta de la persona " y enfadarse "con la persona misma ". Pensemos que no es élla/él el que habla, sino que es el Alzheimer el que nos dice, el que no nos comprende, el que nos agrede.....etc. Lo único que nos va quedando de nuestro familiar... es el físico, su "psique" ya no le pertenece.
Desesperación: Por éllo, no es extraño que los familiares nos sintamos impotentes, débiles y desesperanzados ante la aparición de este gran Mal. Sentimientos que se acrecientan, en ocasiones, ante la falta de información, la escasa ayuda de otros miembros de la propia familia, la también poca ayuda económica por parte de la Administracción...etc.
Debemos utilizar una serie de recursos que están siempre a nuestro alcance y que nos servirán para serenar nuestro ánimo:
*Vivir cada día según se presente. Nunca mirar hacia atrás.
*Informarnos acerca de la enfermedad.
*Relacionarse con otras personas que estén en nuestra misma situación.
*Participar en grupos de intercambio, grupos de apoyo unidos mediante asociación, apoyando también y colaborando en la investigación.
*Tratar abiertamente nuestros sentimientos con el Médico, psicólogo, trabajador social.
Vergüenza: La conducta de nuestro familiar suele resultar, con frecuencia, bastante embarazosa ante los extraños. Por éllo, algunos se resisten a acompañarles a los paseos que realizaban diariamente. No son capaces de soportar las miradas indiscretas, las sonrisas, etc.
Debemos informar a nuestros vecinos, amigos, de lo que le está ocurriendo; explicándoles sobre la enfermedad. Nos ayudará a nosotros mismos y también servirá para ayudar a otras personas. Es una manera de dar a conocer los devastadores efectos de este Mal. ¡Que la gente sepa lo que es el Alzheimer!...que lo reciba con respeto y seriedad...sin miedos...sin burlas...sin pena. Les enseñaremos a convivir con nuestros queridos familiares.
Culpa: No es de extrañar que los familiares sientan culpa por la forma cómo trataron al enfermo en el pasado, como tambien por la vergúenza que sienten por su conducta extraña en el presente.
Tambien sienten culpa cuando pasan un rato con los amigos, lejos del familiar enfermo. Piensan, de alguna manera, que lo están desasistiendo.
A veces creen que si lo hubieran mantenido más activo, o hubieran pasado más tiempo con éllos, habrían retrasado el proceso.
Debemos pensar que, para el bienestar del enfermo, es importante que la vida del cuidador, en este caso del familiar, tenga significado y sentido de la realización, y que no se centre tan sólo en la atención del paciente. Tendremos ánimos y fuerzas para seguir adelante, si descansamos y procuramos la compañía de nuestras amistades.
Depresión: Sensación de tristeza, desaliento. A veces apatía, angustia, irritabilidad. Falta de apetito....insomnio. Todos, o algunos de estos sentimientos ,son comunes en los familiares del enfermo de Alzheimer.
Muchos encuentran alivio compartiendo sus experiencias con otras personas que están pasando por la misma situación. Otros se relajan alejándose algunas horas del paciente y realizando alguna actividad que les agrade. El descanso y el entretenimiento mejoran el cansancio y el abatimiento.
Soledad: Cuando debemos atender a alguien con quien compartíamos todo, o practicamente todo, nos invade un gran sentimiento de soledad. Aunque, obviamente, nadie podrá sustituir la relación que teníamos tan estrecha con nuestro familiar, gradualmente podremos ir encontrando el apoyo y el amor en nuestros amigos y familiares.
Preocupación: ¿Será hereditario o no?. Comenzamos a tener despistes....olvidos...y enseguida pensamos......¿estaré yo tambien desarrollando un Alzheimer?. Se convierte totalmente en un "monotema" esta enfermedad para los familiares.
No deben preocuparnos en absoluto nuestros despistes, nuestros olvidos. Llevamos una gran carga física y emocional. ¡Es normal que nos suceda!. Pensad siempre en esta frase: "No es lo mismo perder las llaves.....que no saber para qué sirven las llaves". Ahí realmente es donde radica la diferencia entre los despistes de nuestro familiar enfermo y los nuestros propios.