Prevención de las úlceras -o escaras- por presión
Dr. José Niepomniszcze
Prevenir las úlceras por presión no siempre es posible, ya que influyen otros factores relacionados con los problemas de salud
previos que tenga el paciente. Aún así debemos hacer una labor de prevención para que estas úlceras no lleguen a aparecer o para
que no evolucionen hasta estadíos más difíciles de curar.
Cuidados de la piel
· Examinar la piel a diario y ver sus características: Color, textura, turgencia, vascularización, humedad y temperatura. Esta
exploración será más minuciosa en pacientes diabéticos o con trastornos circulatorios.
· Mantener la piel del paciente limpia y seca, prestando mucha atención a los pliegues cutáneos.
· El lavado higiénico debe realizarse con agua tibia y jabón o gel que tenga un pH neutro (pH de 5) para que elimine por
arrastre mecánico los restos de sudor y secreciones, sin alterar su manto ácido natural.
· Realizar el lavado tantas veces como sea necesario, en función de las necesidades del paciente (sudoración intensa,
obesidad, incontinencia, etc.)
· No proceder al lavado destapando completamente al paciente, sino que se deberán ir tapando aquellas zonas que ya se
hubieran lavado.
· Primero se lavará la cara, con nariz, oidos y boca. Después el tórax y los miembros superiores, pasando a continuación al
abdomen y a los miembros inferiores. Por último los genitales. Después se coloca al paciente en decúbito lateral para
proceder al lavado de espalda.
· No utilizar sobre la piel alcoholes o colonias. En todo caso, se podrá utilizar solo alcohol alcanforado para conseguir una
vasodilatación que facilitará la afluencia se sangre a los tejidos.
· Utilizar después una crema hidratante o emoliente, procurando que se absorba completamente.
· Se pueden realizar masajes para activar la circulación y favorecer la relajación. Se deben realizar moviendo suavemente la
piel y el tejido subcutáneo pero nunca sobre las prominencias óseas.
· Al cambiar la ropa de la cama hay que fijarse en no dejar pliegues en la sábana bajera ya que podrían producir úlceras. El
resto de la ropa no debe hacer presión sobre el cuerpo del paciente.
· Se procurará utilizar lencería de tejidos naturales.
Movilización y cambios posturales
· En pacientes que no puedan colaborar en los cambios posturales, es importante realizar un plan de movilización cada 2
horas, siguiendo un ritmo de rotación determinado. El paciente nunca será arrastrado en la cama para hacer el cambio ya
que ello podría producirle una úlcera por roce.
· No deben someterse a presión las zonas de riesgo ni las zonas con prominencias óseas. Los cambios posturales se deben
realizar las 24 horas del día, valorando si es conveniente hacerlos también por la noche. Puede utilizarse material textil de
apoyo como almohadas de varios tamaños, taloneras y coderas.
· Elaborar un plan de rehabilitación que haga mejorar la movilidad del paciente. Si es posible, hacerle participar en su higiene,
de acuerdo a sus limitaciones.
· Mantener el alineamiento corporal y la distribución del peso.
· Si la cabecera de la cama tiene que estar elevada, no debe pasar de los 30º, no manteniendo esta postura durante mucho
tiempo.
· Como complemento se pueden utilizar colchones (de agua, de silicona, de espuma y de presión de aire alternante),
cojines, almohadas, borreguitos antiescaras, protecciones locales para talones y codos, etc. Hay que tener en cuenta que
nunca sustituyen a la movilización. Se utilizan para amortiguar la presión del cuerpo sobre la superficie de apoyo.
· Cuando el paciente se eche de lado en la cama, no debe apoyarse directamente sobre el hueso de la cadera. Además de
la almohada de la cabeza, es conveniente colocar una almohada entre sus rodillas para separarlas y aliviar la presión. Se
pondrá otra almohada apoyando la espalda formando un ángulo de 45º a 60º. Las piernas quedarán en ligera flexión y
formando un ángulo recto con los pies.
· Cuando el paciente este acostado sobre su espalda, deberá mantener sus talones levantados, para lo cual se colocará un
cojín de espuma o una almohada debajo de sus piernas. Hay que evitar que los tobillos se toquen entre sí.
· Cuando el paciente este sentado se efectuarán movilizaciones cada hora. Si él mismo puede colaborar habrá que enseñarle
para que se movilice cada quince minutos.
· Es conveniente favorecer la deambulación progresiva siempre que sea posible.
Cuidados generales
· Tratar aquellos procesos que puedan influir en la evolución de las úlceras por presión: respiratorios, circulatorios y
metabólicos.
· Corregir los déficit nutricionales si los hubiera, aportando mayores cantidades de proteínas, vitaminas y minerales.
· Mantener una buena hidratación.
· En caso de incontinencia tratar ésta y, si no es posible, prestar especial atención al cuidado de sondas, colectores, etc.
Procurar que éstos no ejerzan presión sobre la piel.
Bibliografía: Aurasalud.com Autor: Mª Rosario García Contreras (Diplomado en Enfermería)