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ALZHEIMER: VIVIENDO EN EL OLVIDO
 
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General: Art. RELACION DE TRANSTORNOS DE CONDUCTA Y CONSEJOS CONCRETOS PARA CADA UNO
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: aristo  (Mensaje original) Enviado: 17/04/2011 01:57
Relación de trastornos de conducta y consejos concretos para cada caso
 

  • Repetición de palabras y preguntas
    Proporcione a su familiar una rutina diaria variada con actividades físicas que liberen su energía y ansiedad y le tengan entretenido. Ante preguntas reiteradas responda de forma clara y breve. Si él insiste en la pregunta, no pierda la paciencia, no se enfade, no le prohíba hablar. Háblele sobre el tema que tanto le interesa. Indague la posibilidad de una preocupación real y justificada del enfermo. A veces puede usted responder con "mentiras piadosas" si comprueba que no le perjudican y le calman, ya que en ocasiones, la repetición de palabras y preguntas puede traducir inquietud y ansiedad. Pruebe a desviar su atención con la radio, TV, vídeo, o hablando de otro tema.
  • Idas y venidas
    El enfermo le sigue a usted continuamente Este trastorno de conducta permite al enfermo liberar su energía y ansiedad y desarrollar su musculatura. No le inmovilice ni le cierre el paso. Pasee con él algo menos de una hora todas las tardes, llevándole del brazo, por un lugar agradable y sin riesgos. Sea accesible y no huya del enfermo. Tenga su casa a temperatura adecuada y una correcta iluminación diurna y nocturna. Retire de su zona de paseo (salón, pasillo...) los obstáculos posibles como cables, alfombrillas, esteras y muebles accesorios. Póngale un calzado cómodo y silencioso para que los paseos nocturnos no molesten a los vecinos. Entretenimientos alternativos pueden ser leer, TV, radio, juegos de cartas, ordenar, contar objetos... Un sustituto de usted que se lleve bien con el enfermo puede tranquilizarle y evitar la ansiedad de seguirle siempre.
  • Desaparición y pérdida de objetos
    Pueden ser debidas a fallos en la memoria, aunque en algunas ocasiones también se producen por el recelo y desconfianza del enfermo motivadas por la enfermedad. Sea comprensivo y cariñoso. No deje a su alcance objetos importantes como llaves de la vivienda y del coche, dinero, talonarios de cheques, tarjetas de crédito, carnets, joyas... Mantenga la casa en orden y reduzca los posibles escondites. Para las llaves se puede utilizar un detector acústico. Revise siempre el cubo de basura o téngalo inaccesible para su familiar. Una los objetos pequeños a otros más grandes y llamativos. Tenga copias de seguridad y recambios de llaves y documentación. Pregunte a otros familiares. A veces así se descubre la causa de la desaparición y los lugares donde se encuentran los objetos perdidos. Mire debajo de los cojines, bajo las colchas, en los cajones, dentro de los zapatos... Informe a los familiares de los posibles escondrijos.
  • Quejas y enfados. Hostilidad
    A veces se producen por un carácter difícil previo pero se agravan por el deterioro cerebral y por los sentimientos de impotencia y frustración. No se sienta usted aludido. Busque lo que desencadena sus quejas o mal humor. Compruebe si la hostilidad del enfermo va hacia todos o sólo hacia usted. En el segundo caso, intente modificar el comportamiento de usted con él, mejorando la relación si es posible. Busque situaciones alternativas a aquellas que provocan quejas. A veces el cambio de cuidador mejora la situación. Recuerde que detrás de su mal humor hay una persona frágil que necesita ser querida. Puede ser que usted mismo tenga depresión o ansiedad. Mejorando usted, mejorará su familiar.
  • Comportamientos violentos: amenazas verbales, agitación, agresiones físicas, auto agresiones
    Constituyen los trastornos de conducta más peligrosos, difíciles de manejar y más generadores de estrés para el cuidador. Son las llamadas reacciones catastróficas, que a veces son la causa o consecuencia de otros trastornos de conducta. Considérelas como un mensaje con el que el enfermo quiere comunicar algo, aunque la forma no sea la adecuada. Busque la causa desencadenante (=situación gatillo) y así podrá en el futuro evitar nuevas explosiones de ira. A veces se trata de cansancio, dolores y enfermedades, insomnio, supresión de medicinas necesarias, o efectos secundarios de otras, obras en la casa, visitas de varios familiares, niños alborotando, cambios de domicilio. Simplifique el entorno de su familiar. Retire de su casa objetos potencialmente peligrosos (cuchillo, mechero, cenicero pesado, lejía...). Tenga a mano los teléfonos de la policía, urgencias sanitarias, bomberos, guardia civil, portero, vecinos de confianza... Corte la situación lo antes posible, considere a su familiar como un niño asustado. Abrácele si es posible, si rechaza el contacto físico sonríale con dulzura, háblele suavemente. Pregúntele que le ocurre, acercándosele despacio, con las manos bajas y sin moverlas mucho. Cálmele utilizando gestos tranquilizadores. Distraiga su atención y propóngale algo divertido. No se avergüence si sucede en público. Con calma, explique la situación con breves palabras. No levante la voz. Si está fuera de casa, recondúzcale a su entorno familiar. Si él quiere pegarle, póngase fuera de su alcance, pero a su vista, él necesita verle a usted y oírle cómo le tranquiliza con una voz calmada. Consuélele si él está triste. Cuando estas situaciones son frecuentes será necesaria una medicación para controlar su agitación y su ansiedad. En casos excepcionales se puede recurrir a la contención física para evitar que el enfermo se dañe a sí mismo o a otras personas. Esta sujeción debe realizarse solamente en el momento de la agitación, y nunca utilizarla como castigo o represalia.
  • Insomnio nocturno y somnolencia diurna
    Este trastorno frecuente en el Alzheimer también se presenta en enfermedades crónicas que requieren permanecer mucho tiempo en cama. Está relacionado con la desorientación temporal y espacial y con el deterioro del reloj interno cerebral que regula las órdenes del sueño y del despertar. También puede ser debido a ansiedad o depresión, o por medicinas inadecuadas o a dosis o pautas incorrectas. Procure a su familiar un lugar de descanso silencioso y cómodo. Si el enfermo cambia de domicilio, que lleve siempre con él objetos suyos que le puedan tranquilizar (fotos, imágenes religiosas sí es creyente, ropa de cama favorita). Evite que duerma de día. Si no puede suprimir las cabezadas y la siesta, que ésta sea corta. Qué use la cama sólo para dormir. Manténgale activo por el día: que pasee por la tarde y por la noche, que se relaje con música agradable, ducha de agua tibia, vaso de leche caliente, tila, valeriana... Evite comidas y cenas abundantes, nada de excitantes, supresión del café, té, alcohol, los refrescos de cola y el tabaco. Evitar que se acueste con hambre. Nada de programas televisivos agresivos o violentos, ni conversaciones demasiado emotivas. La cama debe ser cómoda, convenientemente abrigada, la habitación templada (18 a 20 grados), bien ventilada y no abarrotada de muebles. A veces puede ser necesario un cinto de seguridad o barras de seguridad en la cama para evitar que se caiga. Horario fijo para acostarse y levantarse a la misma hora. Las mismas rutinas antes de acostarse, aunque cambie de domicilio. Hágale orinar antes de acostarse. Respetar un ritmo intestinal estable (intentar que vaya al váter siempre a la misma hora). Si se despierta de noche y le da miedo la oscuridad, poner una pequeña luz en el dormitorio o encender la luz del pasillo dejando la puerta entreabierta. Si se despierta por la noche, acercarse despacio y hablarle con delicadeza para no asustarle. Cerrar con cerrojo para que no pueda abrir balcones, ventanas y habitaciones que supongan un peligro para él. Aproveche para dormir cuando duerme el enfermo y haga un reparto de horas de atención y vigilancia con el resto de sus familiares. Anote en la libreta del cuidador las horas a las que se acuesta, se duerme y se despierta. Así podrá informar mejor a su médico, por si requiere finalmente un tratamiento.
  • Trastornos de la conducta sexual
    La sexualidad está presente en todas las etapas de la vida. En la enfermedad de Alzheimer lo más habitual es que se inhiba la conducta sexual, pero en ocasiones, con más frecuencia en los varones, se incrementan los comportamientos sexuales con un lenguaje obsceno, tocamientos, acoso sexual, exhibicionismo, masturbación... La enfermedad deteriora el control consciente de la conducta, y se olvida la identidad sexual (no sabe si es hombre o mujer), a la vez que falla la identificación de las personas (no reconoce a los familiares como tal). No se avergüence del enfermo. No piense que es un pervertido o un incestuoso. Intente desviar su atención proponiéndole otras actividades que le gusten. Si hay otras personas, explique en pocas palabras la situación. Como ejemplo, si hay niños delante se les dice: "el abuelo está enfermo y no sabe lo que hace". Si el enfermo es su pareja y quiere relacionarse sexualmente con usted, puede hacerlo o no, según su apetencia, pero no se sienta culpable por ninguna de las dos opciones. Si usted rechaza la relación sexual, sea cariñoso con él para evitar que se sienta rechazado, y desvíe su atención hacia otro tema. Para evitar que se desnude, póngale ropa difícil de quitar (en este caso tenga en cuenta la dificultad cuando tenga que ir al baño): pantalones sin bragueta, blusas que se pongan por la cabeza o con cremallera por la espalda. Si se masturba, lleve a su familiar a un lugar privado e intente distraerlo. Si está desnudo, llévele ropa para que se vista y acompáñelo a su dormitorio o cuarto de baño. En pocos casos se necesitará consultar a su médico y un tratamiento con ansiolíticos o tranquilizantes. Excepcionalmente en varones que agreden sexualmente se pueden utilizar medicinas anti-androgénicas, la castración química.
  • Deambulación errática y extravíos
    El vagabundeo supone caminar de forma irregular, lo que supone que con frecuencia se acaba perdiendo. Se produce por la desorientación en el espacio y en el tiempo, por la necesidad de caminar de modo automático. Se agrava con los cambios de domicilio frecuentes, y a veces es consecuencia de una reacción catastrófica. Antes suele haber amagos de extravíos, lo que debe poner en guardia al cuidador. Cree en su hogar un ambiente cómodo donde su familiar se sienta acogido. Pasee todos los días con él, que lleve un calzado cómodo y firme, por un terreno llano, no peligroso ni resbaladizo, evitando el riesgo del tráfico y de las aglomeraciones. El recorrido será siempre el mismo, y a la misma hora, y estará bien iluminado. El enfermo llevará, si los necesita, bastón, gafas, audífono... Si aún lee y es capaz de interpretar señales, llame su atención sobre carteles, paneles gráficos, flechas. Informe a sus vecinos, familiares, comerciantes próximos, autoridades del barrio y a los porteros de la enfermedad de su familiar para que le reconozcan y sepan llevarle a casa si se pierde. Ponga cierre de seguridad en la puerta de acceso a la calle, en ventanas y balcones. Que lleve cosida o adherida a su ropa una tarjeta de identificación con sus datos personales, dirección y teléfono. Que lleve una fotocopia plastificada del DNI. Es útil una chapa metálica (como las de las alergias) indicando su identidad y posibles tratamientos que no debiera suspender. Tenga a mano los teléfonos de la comisaría de policía y guardia civil, así como una foto grande del enfermo. Hay un dispositivo inalámbrico llamado Home Free, que se puede alquilar. Consiste en un timbre acústico y una señal visual que se activan cuando el familiar rebasa la distancia máxima de seguridad marcada previamente. Si el enfermo se pierde, dé una vuelta rápida por el barrio, llame a la policía nacional 061, a la policía municipal 092, al hospital de referencia, a la radio... interrogue a porteros y vecinos, mostrando la fotografía grande del enfermo. Dentro de poco se empezará a utilizar en España una red de sistemas de radio control con el sistema G.P.S. con teléfono centralizado para la detección precoz de personas extraviadas por parte de la policía, así como un sistema de búsqueda centralizada. Después de recuperar a su familiar, no le regañe, no le grite ni discuta con él. Tranquilícele e intente saber por que se extravió.
  • Mutismo e inmovilidad
    Son debidos al deterioro de las áreas del lenguaje y de la motilidad fina, así como a cuadros depresivos que pueden aparecer si el enfermo es consciente de su enfermedad. En ocasiones algunas medicinas pueden agravar este trastorno de comportamiento. El médico tendría que ajustar el tratamiento farmacológico. Si la comunicación verbal falla o es escasa, es conveniente reforzar la comunicación no verbal, que se conserva hasta fases muy avanzadas de la enfermedad. Así podrá seguir existiendo la comunicación entre usted y el enfermo. Son útiles los mimos, las caricias, acunarle, mecerle, cantarle, bailar con él, lo que le relajará y le tranquilizará frente a su sentimiento de soledad y aislamiento. Aproxime su rostro al de él, transmítale gestos afectuosos, háblele con voz cálida, dele caricias con las manos. Hágale sentirse protegido por usted. Ensaye a hablar con él, intente que pronuncie palabras y frases cortas. Si tiene dificultad, pruebe a jugar con sílabas y a repetir sonidos. Esto es una gimnasia de palabras y frases. Pero no le canse, no le fuerce, no le obligue más allá de lo que él pueda hacer.
  • Ideas y creencias falsas (delirios) y confusión de la realidad (alucinaciones)
    Las alucinaciones pueden ser visuales, auditivas, del olfato, del tacto. Los delirios son más frecuentes, y sobre todo se refieren a celos infundados, la creencia de ser víctima de un robo, la creencia de sentirse perjudicado y la idea falsa de ser abandonado. Pueden ser la causa o la consecuencia de una reacción catastrófica. Pueden producirse por defectos de los sentidos, por el deterioro cerebral, por depresión y/o ansiedad y por otras enfermedades que coincidan con el Alzheimer. A veces son debidas a tratamientos con medicinas. Estos trastornos de conducta suponen una complicación en el cuidado del enfermo y más esfuerzo mental para el cuidador. Cuando implican sufrimiento, agresividad, miedo o agitación, o bien conductas anómalas que perjudican a sus relaciones personales, es necesario recurrir al médico. A veces responden con los neurolépticos, tradicionalmente llamando medicamentos tranquilizantes mayores. Tranquilice al enfermo. Desvíe su atención, distrayéndole con otra actividad divertida. Si las alucinaciones y delirios no suponen incomodidad para el enfermo ni para usted y la enfermedad está ya avanzada, con la imposibilidad de que reconozca la realidad, entonces es oportuna la validación, es decir, darle la razón a lo que dice, seguirle la corriente, siempre con afecto y respeto. Si las alucinaciones y delirios suceden al principio de la enfermedad y son poco consistentes, y el familiar no insiste mucho en ellos, o si le hacen sufrir al enfermo, lo adecuado en este caso es la reorientación a la realidad, intentado con paciencia y habilidad demostrar la falsedad de sus delirios y alucinaciones, recordándole quien es él, quien es usted, donde están, en que momento viven y lo que están haciendo en ese preciso instante.
  • Incapacidad para identificar y reconocer al cuidador
    La falta de reconocimiento de personas y cosas se denomina agnosia. Se produce por el deterioro cerebral. Se agrava por el fallo de memoria, denominado amnesia, y también se relaciona con una interpretación errónea de la realidad. Supone una situación dura para el cuidador cuando le une con el enfermo una relación afectiva importante de amor o parentesco. Si, como consecuencia de este trastorno, usted se siente no querido, es porque aún no ha comprendido el deterioro cerebral que produce la enfermedad. Si entiende dicho proceso, sabrá que usted sigue siendo muy importante para el enfermo, aunque él no recuerde el nombre de usted, o lo confunda con otra persona. Hay que cerciorarse de que el enfermo no presente problemas o limitación en la vista o el oído que dificulte la identificación. Debe haber una iluminación adecuada. No discuta ni le reproche. Repítale a diario datos concretos, fotos recientes de familiares con sus nombres, pero no le canse con demasiados datos. A menudo hable con él, recordándole quien es él y quien usted, y como se llama ambos. Describa a su familiar la situación, persona u objeto que no identifica, pero cambie de tema si no muestra interés o se intranquiliza. Los gestos que imitan el uso de un objeto pueden ayudar a identificarlo.
     
  • Nerviosismo e inquietud psicomotora
    Son debidos a la falta de control fino de los movimientos, y a estados de ansiedad, agravados por la conciencia de la enfermedad. Además, por la liberación de la motilidad automática. En ocasiones estos trastornos son debidos a otras enfermedades, a medicinas que ya estaba tomando previamente o bien a la supresión de algún fármaco, que le ha provocado un síndrome de abstinencia. Consulte entonces con su médico. Indague para averiguar la causa de la inquietud, y así podrá evitar una posible reacción catastrófica. Evite hablar de él ante terceros como si no estuviera presente, suprima las comidas y bebidas excitantes, la música elevada, los ruidos estridentes, las luces intensas, los espejos cuando éstos le provoquen inquietud. Nada de programas de TV violentos o inquietantes. Las visitas excesivas agobian, así como los niños. Los animales pueden darle miedo. Si le agobia el baño, pruebe con la ducha. Aleje los objetos que le produzcan fobia y si no los puede suprimir, ocúltelos. Si le impresionaban las tormentas, evite que las presencie. Suprima tratamientos dolorosos y curas agresivas. El esfuerzo mental y físico excesivos también pueden excitarle. No le sobrecargue con tareas excesivas o paseos muy largos. Evite a su familiar frustraciones y contrariedades. Le viene bien una vida ordenada y rutinaria, con actividades físicas moderadas que le permitan liberar energía y ansiedad. Si sufre nerviosismo y ansiedad, cójale de la mano, acaríciele y háblele de forma cariñosa, tranquilizándole y desviando su atención a una actividad placentera. Si sufre nerviosismo excesivo, o bien tiene crisis de ansiedad o comportamientos fóbicos muy frecuentes, hable con su médico, que le prescribirá ansiolíticos, tranquilizantes, antidepresivos y /o relajantes musculares.

Copyright © FUNDACIÓN ALZHEIMER ESPAÑA (FAE), 2011


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De: aristo Enviado: 05/06/2011 02:48


 
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