Recordar que Dios está en mí, ahora y siempre, me ayuda a afrontar situaciones difíciles. La vida tiene sus momentos buenos y malos, sus triunfos y tragedias. Mas yo soy capaz de superar cualquier tormenta y sentir gratitud en cada experiencia.
Me apoyo y tengo fe en la presencia de Dios en mí. Al hacerlo, no solamente crezco en comprensión y fe, sino que soy más consciente de que la divinidad que mora en mí me guía por el sendero de la paz.
Yo estoy contigo pueden ser palabras que les haya dicho a mis seres queridos cuando han necesitado apoyo y ánimo. Siento esas palabras profundamente en mí mientras suscito la paz y el solaz que surge de mi conciencia de Dios. Saber que no estoy solo es un hermoso consuelo para mí ahora y siempre.