Hoy me uno en mente y corazón a la gente alrededor del mundo. Somos uno en espíritu, uno en amor. El poder y la presencia de Dios en nosotros nos une. Es nuestra fuente de fe, fortaleza y poder.
Al orar entro en el santuario del alma y avivo la esencia del ser. Celebro mi naturaleza divina y establezco la intención de expresarla más plenamente cada día.
Afirmo: Dios y yo somos uno. Yo soy uno con la paz; yo soy paz. Yo soy uno con la luz; yo soy luz. Yo soy uno con el amor; yo soy amor. Yo soy uno con la vida; yo soy vida. Recuerdo la verdad de mi ser, dando gracias por todo lo que soy y todo lo que puedo ser al expresar mi potencial divino. Celebro mi unidad con otros corazones alrededor del mundo.