Al expresar la paz de Dios nuestro mundo es transformado.
Todos deseamos ver un mundo en paz, mas ¿qué puedo hacer yo para que esto suceda? Primeramente reconozco que para que la paz reine en el mundo tengo que cultivarla en mi corazón y en mi mente. Ayudo a crear paz a un nivel global cuando estoy en buenos términos con mi vecino, mi pareja, mi jefe y los miembros de mi familia.
La paz es mi estado natural. Cuando me perdono y perdono a los demás, la paz fluye fácilmente por todo mi ser. Cuando dejo ir cualquier sentimiento negativo contra quien percibo como enemigo, establezco la armonía.
Fomento la paz con mis pensamientos, palabras y acciones, y todo a mi alrededor es transformado.
Apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala. —1 Pedro 3:11