Si hasta hace poco se hablaba del fenómeno metrosexuales, el estereotipo de hombre
pendiente de su apariencia para conquistar, la tendencia parece ir cambiando de rumbo:
los hombres de hoy buscan ser expertos en la cocina para seducir.
Se trata de los llamados gastrosexuales, dedicados a aprender los gajes del oficio gastronómico
para lograr que ninguna mujer se les resista. Toman cursos de cocina para aficionados,
se vuelven expertos en vinos y saben a la perfección cómo preparar una cena romántica,
sin que falte ningún ingrediente en la mesa: entrada, plato principal, postre, bebida, luz, música...
Todo tiene que estar lo suficientemente sincronizado si quiere que la frutilla del postre caiga rendida a sus pies.
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