Es posible que el titulo de este mensaje, consideren, podría inducir al error de que se esta juzgando la conducta de una persona que por su actuar en la vida, tenga dualidad de personalidad, pero ello no es el fin propuesto ni nada que se le parezca, solo trato de reflexionar sobre lo que ha significado para mí en un año la convivencia en este mundo de la cibernética, en la que he obtenido mas gratificaciones que pesares, entre ellas, la amistad de personas “virtuales” sin nada a cambio. Aun cuando la palabra virtual da a entender que no es real del todo porque el interlocutor no tiene presencia física, a mi juicio, esta mas presente en nosotros que otros, que si son tangibles. Es así, que un día impensado pasamos a formar parte de las querencias de alguien que a nuestra vista se desdibuja, pero es nuestro Amigo. Del cual desconocemos sus costumbres, su entorno familiar, sus hábitos, su actividad del día a día, del como las realiza, si su cara exterior es agradable a nuestro prototipo de persona. Lo curioso de esto, es que no nos detenemos a pensar en estas cosas, pues seguimos anhelando encontrarla para continuar esa charla interrumpida y empezamos a incorporarla a nuestra vida como alguien ajeno a lo que acontece en nuestro rededor pero insertado en nuestro mundo.
Un mundo que quizás para muchos es extraño, pues desconocen ese fuerte lazo de afecto que poco a poco se consolida, en el que juega un papel importante el deseo de comunicarse, de lo entrañable de la soledad y de irrumpir en manifestaciones de amor al prójimo sin sonrojarnos. Sacamos a flote la parte dormida del adolescente, pues no importa la edad que se tenga para relacionarnos mediante iconos o símbolos representados en palabras de cariño y, a veces hasta intercambiamos como juegos de niños nuestras figuritas.
A ello es que me refiero, cuando titulo Vidas Paralelas, por que así lo percibo, en el que es posible que no tengan cabida las personas que cada día se relacionan contigo en tu hábitat y si por cualquier motivo mencionas a tus amigos virtuales o te trae recuerdos cualquier situación, lo ven como una fantasía como algo mágico, que no puede concretarse. Pero que equivocado es, si piensas, actúas, sientes y además amas a esa maravillosa persona que está detrás de una pantalla igual que tu esperando que te conectes.
Es como un ritual, que debes realizar a la hora acostumbrada para estar con la otra parte de tu mundo y cuando no lo haces te sientes fallido o esperas el momento con ansiedad para que te digan “te extrañamos” y allí comienza de nuevo tu charla interrumpida, sin comentar a veces los avatares que hayas podido tener si no con la idea de pasarla bien y de aprender un poquito más de cada uno, te conviertes en alguien más sensibles a los problemas ajenos y buscas como orientar o ayudar sin ser consejero profesional.
No busco con ello filosofar , simplemente quería manifestar lo que he vivido en los grupos de Chat a los que pertenezco, por eso, lo he compartido con ustedes. Gracias por leerlo.