La silla que ahora nadie ocupa
Evaristo Carriego * Con la vista clavada sobre la copa se halla abstraído el padre desde hace rato: pocos momentos hace rechazó el plato del cual apenas quiso probar la sopa.
De tiempo en tiempo, casi furtivamente, llega en silencio alguna que otra mirada hasta la vieja silla desocupada que alguien, de olvidadizo, colocó en frente.
Y, mientras se ensombrecen todas las caras, cesa de pronto el ruido de las cucharas porque insistentemente, como empujado
por esa idea fija que no se va, el menor de los chicos ha preguntado cuándo será el regreso de la mamá.
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