En este espacio virtual de las Cartas del Alquimista hemos hablamos durante mucho tiempo sobre la felicidad, los dones del amor. Hoy publico el ritual que elaboré y que hoy entrego a vosotros. Es un documento que contiene las enseñanzas y tradiciones de la cultura masónica, celtas, druida, gitanas y wilca.
Este ritual de matrimonio por la unión de la sangre es un reconocimiento y confirmación del amor que la pareja se profesa. Igualmente es una recuperación de un rito muy antiguo que se practicada en las antiguas fraternidades y comunidades, y que han permanecido guardadas en los archivos del olvido por mucho tiempo.
Para celebrar estas bodas es indispensable que la pareja este libre de cualquier vínculo que una con otra persona. Que sea de buenas costumbres, y que su estado de salud sea correcto, a fin de no contraer contagio alguno por parte de los contrayentes.
Estos pactos son indisolubles, primero porque son sagrados y para toda la vida, no hay disculpa que diluya esta promesa. Segundo, crean lazos de unión invisibles ya que mezclamos nuestras sangres y le convertimos a partir de ese momento en uno solo ser en dos cuerpos que comparten fortalezas y debilidades, dolor y éxtasis, sentimientos y sensaciones; el destino estaba unido desde ese momento.
ELEMENTOS A UTILIZARSE EN EL RITUAL
El Maestro de la ceremonia, antes de comenzar el ritual constatará todos los elementos que deben estar dispuestos en el ara de juramentos y prepara sus elementos:
La espada: Después de limpiarlo con vino y secarlo recitarás estas palabras con mucha atención:
“Agla on penta grammaton, on atanatos, agraton, Tela, justus, Tomon.”
Del cuchillo: que la hoja sea de un acero muy puro y que el mango sea de madera. los lavarás y los secarás tal como se
ha dicho de la espada, hecho lo cual, recitarás la oración siguiente:
"hel, ya, yac, va adonay, Cados, Cados, Cados, oborel, Elohim, agla, hagiel, asel, Sadon, Esul, Elhoy, heloim, delis, yeuy, del, Agios, Agios, Agios, Rafael, Rafael, Rafael, domine deus omnipotens qui luncta creasti ex Nihilo, nc despicias servum tuum, N. quite suplicitcr orat, ut tibi placeat haec cultra benedicere, purificare et santificare ut sint digna et efficacia ad meas operationes complendas; et jubé angelis tuis venire et adsistere huic mea operationi. O domine omnipotens reminiscere patris mei cui tribuisti omnium rerun cognitionem, fac ut per virtutem illius praeceptorum pura evadant haec cultra et sint tibi grata per tuum nomen quod est sanctum Tetragramaton."
De la copa: Conviene tener una copa para depositar unas gotas de la sang
re que los esposos depositaran en cima de un papel blanco donde están escritos sus nombres y apellidos como muestra de fé de su comprometimiento. El maestro de la Ceremonias recitará hoc istud vasculum, . Hecho lo cual, la reservará para la operación.
Una cinta de color blanco de unos 50 centímetros para envolver las muñecas de la pareja
El hombre es la más elevada de las criaturas.
la mujer es el más sublime de los ideales.
La naturaleza hizo para el hombre un trono;
para la mujer un altar.
El trono exalta;
el altar santifica.
El hombre es el cerebro.
La mujer el corazón.
El cerebro fábrica la luz;
el corazón produce el amor.
La luz fecunda;
el amor resucita.
El hombre es fuerte por la razón.
La mujer es invencible por las lágrimas.
La razón convence;
las lágrimas conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos.
La mujer de todos los martirios.
El heroísmo ennoblece;
el martirio sublimiza.
El hombre tiene la supremacía.
La mujer la preferencia.
La supremacía significa la fuerza;
la preferencia representa el derecho.
El hombre es genio.
La mujer un ángel.
El genio es inmensurable;
el ángel indefinible.
La aspiración del hombre es la suprema Gloria.
La aspiración de la mujer es la virtud extrema.
La gloria hace todo lo grande;
la virtud hace todo lo divino.
El hombre es un código.
La mujer un evangelio.
El código corrige;
el evangelio perfecciona.
El hombre piensa.
La mujer sueña.
Pensar es tener en el cráneo una larva;
soñar es tener en la frente una aureola.
El hombre es un océano.
La mujer es un lago.
El océano tiene la perla que adorna;
el lago la poesía que deslumbra.
El hombre es el águila que vuela.
La mujer es el ruiseñor que canta.
Volar es dominar el espacio.
Cantar es conquistar el alma.
El hombre es un templo.
La mujer es el sagrario.
Ante el Templo nos descubrimos;
ante el Sagrario nos arrodillamos.
En fin:
el hombre está colocado donde termina la tierra.
La mujer donde comienza el cielo.