Se que no hablas mucho Y que muerdes la almohada Sujetas las sabanas entre los dedos de tus pies Suspiras lento, gimes suave Desatas tu ser en el azar de un viaje nocturno Pulverizas las emociones repetidas Lapidas al tiempo, para poder sostener lo que vives Mantienes cerrados los ojos Tus glúteos se endurecen y braman La humedad no es más que un espectador preparado para el espectáculo
Entonces, abrazas fuerte Lames mi mentón Sujetas mis hombres Hueles mi pecho Juntas las piernas Y solamente, con gran esfuerzo me miras Buscas el salvajismo Buscar romper el muro de lo que te oprime y aprisiona Del misterio que te provoca mi pensamiento
Entonces recurres a mi corazon Lo invocas desesperada Y esta bien, esta bien… Ahí esta, muerdelo, húndete en el Lloradle y besalo, ámalo y ódialo, pues la noche debe irse y el día es solo para mi Un conjunto de recuerdos que no pasaran en vano