Las mujeres tienen
fuerzas que asombran a los hombres. Llevan a los hijos, sobrellevan
dificultades, llevan pesadas cargas...
pero se aferran a la felicidad, amor y alegría. Sonríen cuando quieren
gritar. Cantan cuando quieren llorar. Lloran cuando están felices y ríen cuando
están nerviosas. Pelean por lo que creen. Se sublevan contra la injusticia. No
aceptan un "no" por respuesta cuando creen que existe una solución
mejor. No se compran zapatos nuevos, pero a sus hijos sí... Acompañan al médico
a un amigo asustado... Aman incondicionalmente.
Lloran cuando sus
hijos sobresalen y ovacionan a sus amigos cuando triunfan. Se les rompe el
corazón cuando un amigo muere. Sufren cuando pierden a algún miembro de la
familia, pero son fuertes cuando no hay de dónde más sacar fuerzas. Saben que
un abrazo y un beso puede sanar un corazón roto.
Las mujeres vienen en
todos los tamaños, colores y formas. Manejan, vuelan, caminan o te mandan
e-mails para decirte cuánto te quieren.
El corazón de las
mujeres es lo que hace el mundo girar. Las mujeres hacen más que dar a luz. Ellas
traen alegría y esperanza. Compasión e ideales. Las mujeres tienen un montón de
cosas que decir y para dar.
Sí, ¡el corazón de la
mujer es asombroso!
Quiero... ser una
mujer consciente del privilegio de la vida.
Yo quiero ser alguien, para responder con ello a los talentos que Dios me ha
regalado.
Yo quiero... ser feliz siendo yo misma, conforme a mi vocación y a mis sueños.
Yo quiero... tener el coraje de ser libre para elegir mis caminos, vencer mis
temores y asumir las consecuencias de mis actos.
Yo quiero... tener alegría para reír, para construir mi camino a la felicidad,
para sentir la energía de vivir intensamente.
Yo quiero... tener éxitos, pero también fracasos que me recuerden mi condición
humana, la grandeza de Dios y el peligro de la
soberbia.
Yo quiero... sentir, ser completa, amarme, reconocer que soy única, irrepetible
e irreemplazable, que valgo porque han depositado en
mí una chispa divina y soy polvo de estrellas.
Yo quiero... ser la luz para mi novio, o esposo, mi familia, mis hijos...
Yo quiero... dejar de ser víctima para recobrar la capacidad de auto
gobernarme.
Yo quiero... querer el presente, elegir el futuro y trabajar para conseguirlo.
Yo quiero... recordar el pasado, pero no vivir en el ayer, quiero soñar en el
futuro, sin despreciar el presente, sabiendo que lo
único seguro es el hoy, el aquí y el ahora.
Yo quiero... perdonarme mis errores, mis culpas, mis caídas, y viajar más
ligera de equipaje.
Yo quiero... renacer cada día, decir sí a la aventura de la vida y del amor.
Yo quiero... trascender por mis silencios, por mis palabras, por mi hacer y mi
sentir.
Yo quiero... sentir a Dios que vive en mí y agradecerle su infinita paciencia
para esperarme, su entrega incondicional y su
presencia, aunque en mil ocasiones se me olvide agradecerle el que me
haya elegido mujer.
Yo quiero... dejar de sobrevivir y atreverme a supervivir.
Yo quiero... construir mil estrellas en el infinito y tener el valor de
alcanzarlas.
Yo quiero... ser mujer completa, no sustituto, menos objeto, saber querer,
saber decir sí, pero también no.
Yo quiero... repetirme a diario: ¡qué suerte he tenido de nacer! ¡qué suerte
tengo de estar aquí! ¡qué suerte de ser mujer!