¿Será necesario, tan necesario será valerme de tanta técnica para el sentir y el amar.? ¿Será ineludible conocer de Alan Poe, Gabriela Mistral y Juana de Ibarbouru?. ¿Será que es imprescindible todo eso para sentir y declamar amor?. ¿Será que es vital e imperioso intimar con Vicente Aleixandre (que me alerta justamente que “ni las vanas palabras son un soplo sólo”), o bien José Hierro y Borges, para volcar mis sentimientos más profundos?; leer a Lord Byron, que me pide “calma al corazón”, o bien al fabuloso Becquer que me habla en rimas tan preciosas pero tan estructuradas, porque estructuran al alma y el alma es libre? ¿Será por ello imperioso valerse de tercetos, cuartetos, cuaderna vía (ir hasta el mester de clerecía), octavas y reglas de versificación, tipos de rima, cadencia , ritmo, metáforas y glosas, llegar hasta la poesía alejandrina (tan formal y artificiosa, perteneciente al mundo intelectual helénico), cuando pretendo mi alma liberar? ¿Será necesariamente forzoso limitar mi libertad? ¿Aprender de esa manera palabras nuevas y estilos, que la vida me enseñará? Si he leído a esos autores, y por fuerza los he leído, fue también para disfrutar de ellos, de sus obras de valor incalculable, majestuosas expresiones del alma, aunque del alma de ellos, de sus tiempos y perspectivas. Lo siento, yo soy distinto y no juzgo a quien desagrade, y no me interesa hacer ejercicios con todas las imágenes, y reglas de literatura que sólo encarcelarán mi espíritu. Nací libre como las aves y como ellas pretendo volar, volar tan alto como pueda mi ser volar, y desde allí amar, amar tanto como en la vida me dispongo amar, y ALENTAR a otros poetas con toda mi sencillez Sólo pretendo humildemente trascender para no morir jamás.
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