A partir de esta noche ya nada va a ser igual. Después de tanto tiempo que hace que me dejé cautivar y seducir he puesto fin, o mejor dicho, me han puesto fin, a una larga y apasionada historia de amor, de aventuras, de supervivencia...
Definitivamente he terminado de leer la increíble saga Los hijos de la tierra, de Jean M. Auel, basada en la vida y costumbres de unos personajes de la Prehistoria, de hace aproximadamente unos 35.000 años. Esta saga se compone hasta el momento de cinco títulos: El Clan del Oso Cavernario (1.980), El Valle de los Caballos (1.982), Los Cazadores de Mamuts (1.985), Las llanuras del Tránsito (1.990) y Los Refugios de Piedra (2.002).
La autora ha conseguido aunar en esta serie el rigor científico, la novela histórica y los relatos de aventuras. A través de la vida de Ayla, una Cro-Magnon entrañable y personaje principal, nos hace disfrutar de unos episodios apasionantes a la par que nos lleva a descubrir un poco más de nuestros antepasados en cuanto a sus modos de vida, sus costumbres, sus evoluciones y su entorno. El hábitat lo describe, quizás, demasiado profusamente tanto a nivel geológico como a nivel de flora y fauna, lo cual da una idea de todo lo que la autora se ha documentado, pero por otro lado, y para mi gusto, el entrar en excesivos detalles teniendo en cuenta que se trata ante todo una novela de aventuras hace que en algunas ocasiones se haga un poco pesada su lectura.
No diré que se trate de una obra de gran riqueza literaria pero sí cumple perfectamente el objetivo de este género de novelas: entretener y hacernos vivir realmente la aventura como si fuera nuestra. La historia de Ayla me ha atrapado y embelesado desde la primera vez que llegó a mis manos el primer libro de la saga, desde entonces me he transportando al pasado cada noche y ha sido mi escapatoria para las tensiones y problemas cotidianos.
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