Caperucita Roja.

Analizaremos en esta ocasión otro cuento muy popular que todos hemos leído y que quizá en esta ocasión podamos sacar bastante más información de la que en su momento sacamos. Siempre hay segundas lecturas y aprovechamiento de mitos, cuentos y leyendas

Había una vez una niña muy bonita. Su madre le había hecho una caperuza roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja

Sin ánimo de ser sexista, en esta ocasión al revés, lo primero que nos llama la atención es que tenemos a una niña. Bien podía ser un niño pero se ha querido representar la inocencia del Alma como de sexo femenino y no de masculino. Así que tenemos al Alma del Mundo, el Alma de la Humanidad. Eterna sin principio ni fin pero con un origen aunque este concepto sea contradictorio. El Alma o Yo Superior o Tríada espiritual es animada por otra fuerza superior la de la Mónada de modo que el origen es la madre. Muy importante esto porque nunca hablamos del Padre Naturaleza sino de la Madre naturaleza o de la gran Madre cósmica y por supuesto si tuviéramos que poner sexo al Alma la acabaríamos considerando femenina como hacían los místicos antaño. De modo que tenemos a esa hermosa Alma emanada del eterno femenino o Madre naturaleza que curiosamente vive y existe sin Padre. Tampoco olvidar que la palabra madre, “mutter” en Alemán o “mother” en Inglés por ejemplo nos lleva a la palabra latina “mater” y de aquí saltamos a “materia” y de aquí a “ma –te- ria” y para rizar el rizo llegamos a la Virgen María o Virgen Materia para acabar recordando el ancestral culto a la Madre Naturaleza: Isis-Vigen negra-Virgen Ma (te) ria

Nos situamos ahora en el meollo del cuento: la caperuza roja. Primero el color que es rojo, color de la actividad, la fuerza, el empuje, la decisión, el fuego, la actividad y segundo que la llevaba casi siempre. Así que una caperuza roja que obviamente cubría la cabeza luego cómo no vamos a considerar que el color rojo es la sangre y cómo no pensar que sin sangre-cerebro no hay actividad individualizada del espíritu. ¿Es acaso lo mismo la conciencia de una mosca que la de un perro, gato, caballo?. Hay una gran diferencia entre ellos así que Caperucita Roja es el Ser Humano recién individualizado lanzado a la vida material. Emanado de la Gran Madre Cósmica Naturaleza iniciando su largísimo proceso evolutivo.

Un día su Madre le pidió que llevase unos pasteles a su abuela que vivía al otro lado del bosque, recomendándole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso ya que siempre andaba acechando por allí el lobo

Y del seno materno cósmico, de la eterna sustancia raíz cósmica, la Madre nos lanzó a la evolución al “bosque” el cual por supuesto había que recorrer entero. Curiosamente la abuela no vivía en medio sino justamente al otro lado. La evolución es un largo proceso que simbólicamente empezó un Lunes y terminará un Domingo. Siete períodos en los cuales nos acechan múltiples experiencias y tentaciones como la que la madre de Caperucita le advirtió: “ No te entretengas” que es lo mismo que decir. “No pierdas el tiempo, no bajes la guardia, estate atenta” porque las trampas del proceso evolutivo pueden hacer que nos enamoremos del “aquí abajo” y nos olvidemos del verdadero sentido de la vida. Caperucita tenía un peligroso enemigo de todos conocidos: el Lobo que sin lugar a duda significa todo aquello que en nuestra vida-evolución nos puede retardar más o menos. Lo podemos llamar “tentaciones”, “naturaleza inferior” “materialismo” “ceguera espiritual” o como queramos. Por supuesto que es peligroso el bosque porque ¿es acaso fácil vivir? ¿Dé dónde sacamos nuestras experiencias sino de vivir la vida?

Caperucita Roja recogió la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para legar a casa de la Abuelita pero no le daba miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas….

Pero curiosamente no tenía amigos humanos, no hay niños ni niñas lo que nos muestra de nuevo la inocencia del Alma amiga de esas criaturas del bosque sumamente inocentes y afables. El Alma sin miedo empieza el peregrinaje por el camino de la evolución sin miedo y confiada porque Caperucita no estaba sola al igual que nosotros tampoco estamos solos en ningún momento de nuestra vida sea ésta más material o más espiritual aunque a veces así lo sintamos por no estar conectados con nuestro Interior, con nuestro Alma, con nosotros mismos Siempre hay alguien a quien acudir y en determinado momento del paseo por el bosque ese alguien es cada uno de nosotros

 

De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella -¿A dónde vas niña?- le preguntó el lobo con su voz ronca- A casa de mi abuelita le dijo Caperucita. – No está lejos pensó el lobo para sí, dándose media vuelta. Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: “El lobo se ha ido” –pensó- “no tengo nada que temer”

 

Y, ¿quién es el lobo? ¿Lobo? ¿Por qué no loba?. Acaso la naturaleza inferior, las tendencias materialistas de nuestra vida, lo más material que hay en nosotros, la miopía espiritual, las tentaciones de la vida diaria, los engaños de la personalidad junto con sus justificaciones. Quizá la ignorancia, la inexperiencia o el exceso de confianza en nosotros mismos sin tener sabiduría todavía. Después del encuentro con lo “externo” a nosotros llamémosle como queramos, rompemos el ritmo, nos confiamos, aminoramos la marcha. Nos entretenemos con los mil y un placeres, actividades y a veces engaños de la vida de aquí abajo…. Unos se recrean recogiendo flores como Caperucita y otros se embelesan escuchando el canto de las sirenas como los compañeros de Ulises de regreso a Itaca. “Maya-Ilusión”…. y creemos que todo está solucionado, que nada pasa, que todo va bien. Inocencia, inocencia frente a experiencia.

Mientras tanto el lobo se fue a casa de la abuelita, llamó suavemente a la puerta y la anciana le abrió pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por allí había observado la llegada del lobo el cual devoró a la abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se metió en la cama y cerró los ojos. No tuvo que esperar mucho pues Caperucita Roja llegó enseguida, toda contenta. La niña se acercó a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.

 

El lobo bien se pudo comer a la niña en el bosque pero hizo algo especial. Quiso sacar el mayor provecho y cometer el engaño tras el viaje por el bosque de la evolución y probablemente sacar mucha mayor tajada: Cuanto más se sube mayor es la caída. El lobo o las fuerzas cristalizantes de la evolución esperaron el último momento y por supuesto antes intentaron disfrazar la gran experiencia de la Abuelita (edad-años-vive en el otro extremo del bosque: Sabiduría) para engañar al Alma que va llegando al fin de una etapa. Esta etapa puede ser microcósmica o macrocósmica; podemos hablar del período de Vulcano, del séptimo día de la creación o de nuestra madurez humana o espiritual; también de nuestra experiencia en el pestañeo que significa una vida para el Alma. La naturaleza inferior-Materialismo (disfrazado de Amor, afabilidad, dulzura….), quizá uno de los peores enemigos del Aspirante espiritual, intentará por todos los medios “comernos” y encima se “disfrazará” de lo más candoroso que pueda encontrar para provocar en nosotros la duda y la confusión. Por supuesto el gorro es “rosa” el color de la inocencia, la dulzura y tradicionalmente color otorgado a las niñas. Merece la pena acordarnos de frases como “verlo todo de color rosa” o de una película “Del rosa (candor-amor-inocencia) al amarillo (sabiduría-inteligencia)”

El Alma feliz por naturaleza llegó al otro extremo del bosque y vio que la abuelita no era normal. Algo había cambiado porque el viaje la había hecho aprender muchas cosas pero…….

“Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes! “, “Son para verte mejor” dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuelita. “Abuelita, Abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!”, “Son para oírte mejor” siguió diciendo el lobo. “Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!” “Son para comerte mejor” y abalanzándose sobre la niña se la comió.

¿Quién no ha repetido estas palabras o las oído montones de veces?. No bastó la experiencia en el viaje de la vida. No fue suficiente lo aprendido. Siempre hay tras la esquina algo o alguien que nos traerá la prueba definitiva a la que podemos sucumbir o derrotar. La vida, y esto no es nuevo, es la mayor escuela de experiencias. Así que finalmente nuestro lobo factor cristalizador-tentador-material se comió o devoró el provechoso “paseo” por el bosque. ¿Está todo perdido cuando hemos caído? ¿Se ha acabado todo? ¿ya no hay solución después de una “calaverada”? ¿Ya no merece la pena seguir luchando? ¿Abuela-Sabiduría y Alma en evolución en la barriga del lobo-materialismo tentador-naturaleza inferior?. No, claro que no. De nuevo hay que decir que no estamos solos por eso en el cuento hay un personaje muy importante……

Mientras tanto, el cazador se había quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidió echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa del Abuelita. Pidió ayuda a un serrador (añadido no presente en todas las versiones) y los dos juntos llegaron al lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y el lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba. El cazador sacó su cuchillo y rajó el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban allí ¡vivas!.

Por supuesto que estaban vivas como tantas gentes que viven y por qué no, vivimos, en la barriga o centro o interior de nuestra naturaleza inferior. Comidos y devorados por nuestras tendencias bajas, materialistas, egoístas o cristalizadas. Nuestro amigo cazador puede tener muchos nombres y representar simbólicamente muchas cosas. Siempre hay algo o alguien que vendrá en nuestra ayuda. En el Sendero de la evolución somos cuidados como flores en semillero. Cazador igual a voluntad, fuerza, energía, coraje, ganas de luchar y esforzarse y no dejarse derrotar nunca aunque la caída haya sido tan grande que literalmente se nos haya “comido” a pesar de nuestra experiencia (Caperucita Roja) y la sabiduría de la abuela. Nunca se cae tanto como para no poder levantarse. Siempre hay una fuerza eterna que empuja desde el mismísimo Logos solar “atravesando” planos y tras pasar por la Mónada y el Ego llega como un ligero eco a la personalidad si ésta sabe escuchar.

Para castigar al lobo malo, el cazador le llenó el vientre de piedras y luego lo volvió a cerrar. Cuando el lobo despertó de su pesado sueño, sintió muchísima sed y se dirigió a un estanque próximo para beber. Como las piedras pesaban mucho cayó en el estanque de cabeza y se ahogó.

Y como colofón nuestro amigo el cazador, el cual todos tenemos más cerca que las manos y los pies….. está siempre vigilante y dispuesto ayudarnos a “salir” de donde nos hallamos metido y superar lo que sea necesario para seguir adelante. Finalmente él se deshará del lobo que ya tenemos una idea de qué puede representar

De todos modos, hay en cualquier mito, símbolo o cuento diversas lecturas. Caperucita Roja tiene una lectura entre líneas más fácil que la expuesta y es probable que cada lector saque una enseñanza más individualizada y adaptada a sus necesidades. Esta es la gracia del cuento y del símbolo: utilizando un mismo “continente” se consigue múltiples “contenidos”.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado