“La envidia es una
declaración de inferioridad”
- Napoleón Bonaparte.
Hola amigas,
siempre he pensado que si la envidia fuese de color estaríamos pintadas.
Siempre
hay envidia por lo que otras personas poseen o logran en la vida. La
envidia puede hacer más daño de lo que creemos, aleja a las
personas de nosotros, incluso a los amigos. Y no sólo aleja a los
amigos, sino que incluso provoca que nosotros mismas seamos quienes nos
alejamos de ellos. La envidia nos aleja de nuestras amistades porque no
nos permite actuar bien, codiciamos lo que otros tienen, y eso no es
bueno ni para el corazón ni para el alma.
Siempre encontraremos personas que tienen más que nosotras, pero lo
que hay que hacer es ser buenas y alegrarse por ellos. Muchas personas
pasan por nuestras vidas, y si tienen más de
lo que tenemos nosotras es más que probable que sea fruto de su esfuerzo
y sacrificio. El problema radica en que tendemos a no ver eso, y sólo
vemos lo que tienen y lo que nosotras no tenemos, y eso tiene
consecuencias directas sobre nosotras, eso nos afecta.
La envidia existe en todas las clases sociales, y a todo nivel.
Una persona envidiosa es mala influencia para ti, es
malo que esté en tu vida porque no importa cuanto le ayudes, o cuanto
trates de ser correcta con esa persona, siempre creerá que lo merece más
que tú.
Por mucho que intentes complacer
a una persona envidiosa, por mucho que le intentes ayudar, nunca lo
lograrás. Se te puede ir la vida intentando ayudar y complacer a
una persona envidiosa, porque nunca tendrá
suficiente, nunca tendrá todo cuanto cree merecer. Y aunque resulte
evidente, la persona envidiosa tiene algo malo, algo con poder de
destrucción: la envidia.
Cuando hay envidia sólo Dios puede hacer algo, porque es
imposible complacer a los envidiosos. Son personas amargadas,
nunca están contentas, siempre están aburridas. Puedes complacerles por
un rato, por unos días… pero pronto surgirá otra vez el rencor que
provoca la envidia, las malas acciones, las críticas, el hablar mal de
ti y todos…
A una persona envidiosa, tan pronto le complaces en algo se fijará en
otra cosa que codiciar, pues la
persona envidiosa ya da por sentado que merece aquello en lo que le has
complacido, cree que era su derecho, que a fin de cuentas sólo se
ha hecho un poco justicia a su vida, que tan injusta la ve.
Las personas envidiosas podrían tenerlo todo, y nunca sería
suficiente. Y muchas veces lo tienen todo, pero no están contentas,
desean más. Lo que no tienen es porque no lo buscan, lo
buscan en tus manos pero no en el esfuerzo de sus propias manos. Esas
personas sólo traen tristezas al corazón, especialmente cuando son
cercanas a ti.
Muchas veces, en el trabajo sucede lo mismo. Si eres buena
trabajadora, y te esfuerzas en lograr una meta, la persona envidiosa
siempre estará ahí para hacerte la vida imposible, porque no es capaz de
asumir su propia vida, siempre vive pendiente de ti y de los demás, y
al final quien intenta ayudar a una persona así se acaba amargando
porque nunca se le podrá complacer, porque dentro de estas personas
habita el egoísmo.
No hay envidias sanas, la envidia es una mala conducta que debemos
trabajar en eliminar. Si tienes capacidad y seguridad en ti misma no
debieran existir esos sentimientos tan negativos que provoca la
envidia. Debes trabajar en tu interior, dejar de fijarte en lo que
tienen los demás, dejar de fijarte en lo que crees que te corresponde a
ti pero que otras personas han logrado, debes superarte a ti misma y no
incolucrar a otras personas.
¿Existe la envidia sana?
No, no existe y hay
que sacarla fuera de nuestras vidas. La envidia, cualquiera que sea,
sólo nos hace desdichadas, y la envidia tiende a crecer cuando se le
alimenta; hay que eliminar esos sentimientos de raíz, desde el primer
momento en que las sintamos venir. Sé feliz con lo que tienes, sé feliz
con el éxito de quienes te rodean (aunque creas que tienen más de lo que
merecen mientras tú tienes menos).
La persona envidiosa crecerá con sentimientos de
frustración y vacío interior, y siempre será un adulto envidioso, y lo
peor de todo es que afectará a todos los que le rodean,
contaminándolo todo; su rencor y envidia lo lleva a contaminar los
éxitos ajenos, y si el éxito es de una persona cercana esa persona no
podrá disfrutar plenamente de sus propios éxitos, porque la envidia
destruye lo contamina todo.
Las personas envidiosas
suelen tener excelentes habilidades
para manipular a los demás. Muchas veces la
persona envidiosa se esconde detrás de una cara dulce y agradable, sabe
aparentar ser una buena persona y cae muy bien, incluso pareciendo una
persona humilde y desinteresada.
Pero ojo, porque cuando realmente
conoces a la persona envidiosa descubres que nunca se alegra por ti, y
cuando lo hace es una alegría falsa, para sacar provecho de ti. Cuando
te ayuda, por mucho que diga, no lo hace desinteresadamente ni por
hacerte un favor, lo hace para tomar crédito y gloria de lo que hace.
Constantemente te recordará cualquier “favor” que te ha hecho, y se
encargará de pregonar a todo el mundo lo buena persona que ha sido
contigo, que sin su ayuda no tendrías lo que ahora tienes.
Es difícil estar junto a una persona envidiosa, lo contamina
todo: no sólo su propia vida y sus propios éxitos, sino también
tu vida, porque las personas con envidia no sólo son victimas de sí
mismas sino que siempre tienen victimas, como puedes serlo tú.
Si eres una persona envidiosa y quieres salir de ese mal
estado que consume tu vida y la de quienes te rodean, yo sólo
sé recomendarte que te acerques a Dios y busques su ayuda. Dios puede
ayudarte a alejar a de ti la envidia de tu corazón y de las personas que
te rodean. Examina tu corazón, y busca la razón por la que no eres
feliz con lo que tienes, la razón por la que siempre te fijas en lo que
tienen los demás y no eres capaz de disfrutar de aquello que tienes,
aunque sea poco. No permitas que la envidia albergue tu corazón, porque la envidia contamina.
Shoshan