Naturaleza justiciera
como una alegoría
de incrédula vanidad,
castigada por el destino
como un alto en el camino
del mundo y su crueldad.
Avenidas destrozadas
dolor turbado,
entre llantos y lamentos.
El mar se cruzó entre poblaciones
arrasando todo a su paso,
temblores de pánico
vencedores y vencidos…
la crueldad del destino,
barcos sin puerto
calles sin aceras,
como una película
de sueños
rotos en mil pedazos,
gritos que se perdieron
entre agua y fango…
miles de muertes y desaparecidos,
y la tristeza…
al perder seres queridos
amigos y conocidos,
en un mundo sin sentido.