La realidad de nuestros tiempos nos muestra como los niveles poblacionales crecen a nivel mundial, no tengo a mano ninguna estadística confiable, pero supongo que cada diez minutos la cifra de natalidad se incrementa de a tres dígitos por lo menos, aunque puedo estar errado en mi suposición estadística.
En definitiva vivimos en un mundo con millones de personas redeandonos, lo curioso o contradictorio de esta imagen es que aunque somos millones, cada vez son más las personas que experimentan el sentimiento de soledad.
Seguramente no soy el indicado para opinar con conociendo de causa sobre este sentimiento, pero supongo que debe ser una gran carga vivir angustiado por la soledad.
Aunque también existen las personas a los cuales este sentir no les representa angustia ni lo viven como un problema, se que hay muchos a los cuales “La Soledad” les representa una gran carga la cual no pueden manejar, condiciona sus vidas, influye en la construcción de su futuro con esperanza, entre muchas otras cosas.
Como ya dije anteriormente, tanto la soledad como muchos otros sentimientos o circunstancias de la vida , que quizás hoy estemos experimentando, impone en nuestras espaldas un dura carga que llevamos, ocasionado en nuestro interior un cansancio que excede lo que podemos soportar, mostrando evidencias también en nuestro en nuestro exterior.
A veces cuando me siento a escribir temo aburrir con mis puntos de vista personales, o con mis palabras, en definitiva puede que a veces aburran o simplemente no causen efecto alguno, es probable. Pero tengo la seguridad que hay otra palabra que tiene un efecto tan grande que es capaz de transformarnos desde nuestro interior hasta nuestro exterior, y esta es la palabra de Dios.
Si la soledad, algún otro sentimiento o alguna situación ha puesto sobre tus espaldas una carga tan grande que ya no sabes como manejarla, recuerda las palabras de Jesús:
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descansoDios nos dice que pongamos nuestras cargas en Él, ya sea que estas nos han sido dadas por el mismo Señor para que aprendamos algo o han sido impuestas por nosotros mismos como resultado de las decisiones que tomamos. Aguantar el peso de cargas que no estamos supuestos a llevar, no sólo repercute en nosotros espiritualmente, sino que nos deja física y emocionalmente golpeados.
La única condición para el encuentro que produzca el anhelado descanso se llama Fe, algo tan preciado como gratuito.
Soledad, desilusión, enfermedad, etc etc. ¿Cuál es la carga que hoy parece hacerte desmoronar?
La invitación esta nuevamente hecha, no perdamos la oportunidad de correr hacia Jesús, quien dispuesto está a llevar nuestras cargas y darnos descanso.