No mires adelante todavía, Amor, Después de un alto seguiremos. Mira mi mano ¿ves? ¡qué pequeñita Entre el amparo de tus fuertes dedos! La piel de las muñecas algo ajadas Transparenta un sentir. Fue quinceañero algún amanecer por el camino De tantos que venimos yendo. Mira los bienes que nos fueron dados En cotidianos cofres hogareños, En la risa parlera de los hijos, En puentes comprensivos de silencios Y hasta esos desayunos apurados Desde la curva plácida del lecho Con el canto de llevar al labio El zumo conceptual de nuestro rezo. No mires adelante todavía ¿Qué pueden aportar distingos nuevos Más allá de la sien transfigurada Por un descanso vivo de recuerdos? Empápate en el arco bendecido De este círculo azul de valimientos. No dudas. No pesares. No temores. Amor, quieres andar. Bien, lo comprendo. Es báculo feliz por ser tan nuestra Esta vara florecida de luceros Para los dos juntos continuar Por los prados sin límite del tiempo. La celeste penumbra nos dé asilo A fuerza de recorridos milagreros.
Vasto silencio rodean los días, en los que tu voz no llega. Días que se suceden... los asumo y consumo, sólo a medias.
Así me asomo al espacio, en ésta noche de mis noches, tiempo exacto de eclipse lunar, tiempo exacto de gozar tu amor.
Ese Amor que engendraste en mí, quizás por mandato de un dios desconocido.
En infinita y soberbia negrura lanzo mi ser, cual águila en vuelo. Aspiro jadeante la cósmica brisa, liviana el alma de dolor y pena, despliega alas en libertad...
En éste ingrávido libre albedrío, evoco tu voz... la de burbujas inquietas, ésa voz que estalla dentro y fuera de mí... la que me atrae y desborda, volcando en mí tu Amor océano.
En ése instante mi alma ha confesado al mundo que te amo! Mi alma ha gritado al Universo que te amo! Con juicio ponderado, con felicidad diamantina, sin dudas ni sombras, sin retorno...
Hoy, en noche de eclipse lunar, he gritado al Universo que te amo...