Quédate un poco más, aunque anochece; ¿no es bajo las estrellas titilantes la hora preliminar de los amantes, cuando el tul del pudor se desvanece?
Tejan tus manos sobre mí sedosas túnica desenvuelta, transparente, de desnudez, y junto a mí yacente nos sorprendan auroras luminosas.
Brevería Nº 1722
Radiante túnica
En silencio tus dedos me han tejido radiante túnica de mil colores que nadie puede ver; y tentadores trazaron en mi piel su recorrido.
Me veo de tu tacto revestido, de tus propios aromas y temblores; no sé reconocer otros valores sino aquellos que en mí has establecido.
Cuando al crepúsculo la tarde aboque, y la sombra devore cada bloque de esta ciudad, aunque contigo, extraña,
de ti estaré vestido, aunque desnudo, mi voz oirás, permaneciendo mudo, y me hallarás al fondo de tu entraña.
Los Angeles, 13 de enero de 2005
Soneto Nº 2315 de FAH
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