En Silencio
Llega tu palabra
a despeinarme el pensamiento,
pero logro acomodar
las ideas a tiempo.
Entonces, suave, suave...
aparezco en tus sueños
sin que me hayas llamado,
y puedo abrir cada enredadera
para surgir de alli.
Me siento con hambre de luz
y abro las manos
para asir los reflejos de tu risa,
colmo mi sed en ella,
doy la vuelta precisa
y dejo amontonadas las angustias
en el último estante.
En silencio, en mi noche que ya llega,
veo ramas con grietas
que han decidido hundirse en el tejado.
Entonces, abro mi sangre,
y cada espina
puede abrirse en estrella.
Ahora, siento que el aire
tiene una oración
para el silencio.