Espectante me llama,
ardoroso de besos y amapolas,
el prado de tu cara
mientras bailan delfines en tus ojos
y tus anhelos hierven en la espera.
Me acerco y enloquecen
tus labios de clavel y yerbabuena
esperando la flor de la sorpresa,
y tu lengua de fuego, aún prisionera,
crepita como ascua humedecida.
En tu abonada frente
siembro un siglo de besos, comprimido
en dos o tres segundos,
y descubro que el cielo de tus ojos
es un espejo acuático que canta.
De mis dedos escapan mariposas
que danzan por el éter de tu vientre
y recogen espigas en tu talle,
espigas codiciadas
para amasar el pan de la alegría.
Te recorre un trastorno-terremoto
que asciende por tu cuerpo
desde la fosa oscura del deseo
al volcán luminosos de tu frente,
y acaricias mi alma con tu aliento.
Entonces yo despierto y estoy sola,
la ventana está abierta
y la brisa de Abril me da en la cara.
¿te gusta?Es para tí mí amigo del alma
¿sabes porque eres del alma? porque el alma nunca se muere