AMO A DIOS y le siento en los pequeños milagros de cada
hora:
en el fuego de la poesía, en el dorado vuelo de la danza, en
los
latidos blancos de la música...
AMO A DIOS y ausculto latidos
de su
Pecho en el flujo y reflujo
del mar sobre la playa, en la
dulce marea de
luz de las
vidrieras, en el duro chasquido
del relámpago, en las
calientes nanas de la lluvia...
AMO A DIOS porque, a la luz
del
Crucificado, voy descifrando rutas, atajos de salvación por
las oscuras
sendas
del sufrimiento...
AMO A DIOS y reconozco su
Voz, su
Presencia por los
íntimos claustros del corazón...
AMO A DIOS porque
si no es
de Dios ¿de dónde me nace
la dulcísima primavera de amor
que estalla hoy por los
jardines de mi vida?...
AMO A DIOS y creo
en Jesús resucitado, de brazos
abiertos, corazón en ascua
y alas de
Dios...
AMO A DIOS y lo descubro
en la mirada azul del niño,
ventana pura por donde
se asoma el Padre de la Vida
y contempla con
ternura su creación...
(Nicolas de la
Carrera)