No sé si estaba muerto, pero en ti he renacido, o si, estando dormido, me despertó tu voz; me asediaba el invierno, y a mi cuerpo aterido se ciñó el tuyo cálido, dentro de tu albornoz.
Fuiste mágica mano dando vuelta a mi vida, detrás de mí la noche, y el día frente a mí; de cuanto te precede la memoria se olvida, no de quien soy contigo, sólo de lo que fui.
Te amo, como dos palabras que forman una sonrisa en tus labios, como dos cielos llenos de colores reflejados en tus ojos, como dos palabras infinitas que no deben dejar de sentirse. . COLINA