Doctor, doctor, que he encontrado un error en las leyes de Mendel. - A ver, digame. - Pues mire, mi mujer es morena, yo soy moreno, mis padres son morenos, mis suegros son morenos, toda nuestra familia morena como el azabache, y el niño nos ha salido pelirrojo. - Digame, ¿hacen ustedes el amor todos los días? - Pues... no. - ¿Dos veces a la semana? - Pues... no. - ¿Una vez al mes? - Bueno, no exactamente. - ¿Cada 6 meses? - No... pero se va acercando... - ¿Cada año? - Si, más bien. -Entonces ya esta, lo que pasa es que tienen el aparato oxidado.
Samuel, como ha hecho tanta plata ? - Yo inventé máquina de hacer pi-chi - Cómo es esa máquina ? - Frente a mingitorio puse una máquina que Ud. pone moneda, sale mano de goma, baja cierre, saca pito, hace pi-chi, guarda pito, sube cierre. - Que bárbaro !!! No me podrías prestar la máquina para ver si puedo hacer alguna plata ? Al tiempo se lo encuentra y había hecho 3 veces más plata que el inventor. - Cómo hizo más plata que yo ??? - Al lado de su máquina puse otra máquina, vió que la suya, Ud. pone moneda, sale mano de goma, baja cierre, saca pito, hace pi-chi, guarda pito, sube cierre ?. Bueno, la mía no suelta hasta que no pone otra moneda Entra un señor corriendo a una farmacia y dice - Rapido, deme algo para la diarrea, ¡pero YA! Entonces el dueño de la farmacia, que era nuevo en el negocio, se pone un tanto nervioso y le da unas pastillas, el urgido las toma y se va. Momentos despues el dueño de la farmacia se da cuenta de que por error e inexperiencia le ha dado al señor unas pastillas para los nervios. Horas despues llega nuevamente el señor diarreico a lo que el farmaceutico le dice: - Mil disculpas señor, fíjese que por error le di un medicamento para los nervios en lugar de algun antidiarreico, pero digame, ¿cómo se siente usted? Y el otro responde -Cagao, pero no me importa
Un paciente va a cosultar a su doctor pues tiene un grave problema de diarrea, le pregunta: - Doctor, ¿puedo ducharme con la diarrea que tengo? - Bueno, si te es suficiente... --------------------------------------------------------------------------------
Una señora tranquila y respetable entró en la farmacia y anduvo directamente hasta el farmacéutico, Mirandolo directamente a los ojos, y dijo, -----"me gustaría comprar un poco de cianuro. -----¿"Por qué necesita usted cianuro?"Pregunto el farmaceutico sorprendido. La señora contestó, -----"lo necesito para envenenar a mi marido." ¡El farmacéutico abrio los ojos grandes, y él exclamó, -----"Señor, ten misericordia! ¡No puedo darle el cianuro para matar a su marido! ¡Eso es ilegal! ¡Yo perdería mi licencia! ¡Ellos nos enviaran a los dos a la cárcel! ¡Toda clase de cosas malas pasarán! ¡Absolutamente no! ¡Usted no PUEDE obtener el cianuro!" La señora metió la mano en su monedero y sacó una foto de su marido en la cama con la esposa del farmacéutico. El farmacéutico miró el cuadro y contestó, -----"Bueno, ahora es diferente. Usted no me dijo que usted tenía una prescripción."
Para festejar los 90 anos del abuelo, le organizaron una fiesta los hijos, nietos, bisnietos, sobrinos, amigos y demas. A eso de las once de la noche, ya casi todos alcoholizados, ven que el abuelo se va de lado en la silla. "Eh, el abuelo se cae!", grito uno, y todos corrieron a enderezarlo. Al rato, otra vez el abuelo se va de lado en la silla. "Eh, miren! Cuidado, el abuelo se cae!", y otra vez a enderezarlo. Por tercera vez ven al abuelo inclinarse; y al enderezarlo, este dice con voz temblorosa: " Con una chingada ............. ¿ Es que no van a dejarme tirar un pedo tranquilo ? "
Un escritor llegó a un pueblito mexicano, alejado de toda civilización. Tenía la idea de escribir un libro con las anécdotas de los pobladores, para reflejar sus hábitos y su cultura. A tal fin, se fue a buscar al hombre más viejo del pueblo. Cuando lo tuvo enfrente le explicó: - Mire, estoy juntando datos para escribir un libro. ¿Usted se sabe alguna historia que pudiéramos contarle a los de la ciudad ? Algo que usted haya vivido y que recuerde con frecuencia. El anciano puso la mirada en blanco como buscando un recuerdo y empezó su historia: - ¡Ah, sí! Una vez se perdió la esposa del Chuy, el que vive aquí tras lomita. Pues se vino la noche y la señora que no apareció. Entonces todos los hombres del pueblo nos reunimos y nos llevamos un buen cargamento de mezcal y nos metimos al monte a buscarla. Allá a los tantos días la encontramos y como ya andábamos medio querendones por el mezcal, pues uno por uno le soltamos la pasión a la esposa del Chuy... El escritor se asombró ante el morbo con el que el anciano recordaba esa anécdota y pensó que no podía contar ese episodio, así que optó por cambiar de tema: - ¿No se acuerda de algo cómico? Algo que lo haga reír a usted y a todos los del pueblo? No sé, algo extraño. Una vez más el anciano hizo su particular gesto, una sonrisa se esbozó en su rostro e inició una nueva historia: - ¡Pues sí! Una vez se perdió una chivita del Vicente. Pues la noche se vino y la chiva no apareció. Nos volvimos a reunir todos los hombres del pueblo, nos hicimos de un buen cargamento de mezcal y nos metimos al monte a buscarla. Después de días la encontramos y como ya andábamos medio querendones por el mezcal, pues otra vez, uno por uno, le dimos calor a la chivita. Y el anciano soltó una carcajada lasciva mientras le brillaban los ojos de manera muy rara. El escritor, para no quedarse con el viaje en balde, volvió a insistir: - Y... ¿No tendrá otra historia? Tal vez algo triste. Algo que lo haga llorar ? La risa del anciano desapareció de inmediato, la vista se le nubló y dos lágrimas se le escurrieron por sus curtidas mejillas. on una voz casi imperceptible dijo: - Sí, una... una vez me perdí yo.
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