En pleno invierno, cuando el frío y el hielo son una constante en muchos lugares de España, la gastronomía muestra su lado más calido con los ingredientes más tradicionales. Las carnes, sopas y, cómo no, los pescados ocupan la mayor parte de los guisos durante los rigores invernales. El bacalao, originario del Mar del Norte y de las costas de Terranova, es un indiscutible protagonista dentro del menú del hogar.
La mejor época para consumirlo es desde diciembre hasta abril o mayo, pero se puede adquirir durante todo el año, tanto fresco como salado. Portugal mantiene desde hace siglos el guiso de este producto como su plato bandera, sin embargo, también en España es bastante habitual su consumo, especialmente en el País Vasco, Cataluña y Madrid. Durante la Cuaresma, es frecuente encontrarlo en los pucheros de todo el país, formando parte de potajes en días que no se come carne, ya más como una tradición que como una obligación religiosa.
Propiedades muy saludables
Este pescado está compuesto por un 80% de agua. Lo más destacado es su alto valor proteínico, lo que le ha otorgado el sobrenombre de 'ternera de mar'. Aporta más proteínas al organismo que la misma cantidad de carne o incluso de huevos. Su
valor energético no es elevado, pero existe bastante diferencia entre el fresco y el seco (70 y 320 kcal por 100 gr respectivamente). Es uno de los pescados con menos materia grasa y tiene ácidos grasos poliinsaturados de tipo Omega 3, que reducen los niveles de colesterol.
También contiene minerales como calcio, que ayuda al fortalecimiento de los huesos, fósforo, que permite un buen funcionamiento muscular y yodo, que participa en la producción de las hormonas de la glándula tiroides. También aporta al organismo otros como potasio, flúor y vitaminas.
Antes de cocinarlo
Justo cuando es capturado el bacalao se puede preparar en los barcos (bacalao nacional) o en las fábricas de los lugares donde se ha pescado (bacalao de importación). Tanto en un caso como en otro, el primer paso es el descabezado; a continuación se retiran las vísceras, pero se guarda el hígado con el que se elaborará aceite. Finalmente, se abre en una lámina y se lava con agua salada. Para su
conservación debe efectuarse un paso más, la salazón.
En las pescaderías encontramos bacalao fresco, ahumado y seco y podemos adquirirlo entero o por partes:
El morro o lomo es una de las partes más gruesas y se recomienda para cocinarlo de forma tradicional.
El vientre está indicado para hacer diversos guisos, ya que tiene alto contenido de gelatina.
La cola, con las espinas, es frecuente utilizarla para la elaboración de sopas y caldos.
Las kokotxas se encuentran justo al lado de la cabeza y son muy apreciadas por su sabor. Son caras al ser escasas, ya que es una parte muy pequeña del pescado y hace falta bastante cantidad para poder degustar un plato.
El bacalao seco se utiliza desde hace siglos, ya que no es necesario mantenerlo refrigerado. Si decidimos conservarlo en el frigorífico, bastará con introducirlo en una bolsa de plástico y podremos mantenerlo en óptimas condiciones unos tres meses. Para que no produzca malos olores podemos introducir un limón abierto en el recipiente donde lo conservemos.
El bacalao salado no podemos cocinarlo sin más, sino que hay que proceder a desalarlo introduciéndolo en agua. Es conveniente repetir el proceso dos o tres veces, ya que, cuando el agua ha adquirido cierta concentración de sal, no admitirá más, aunque el bacalao aún retenga demasiada. Después de efectuar este tratamiento, podemos pasar a cocinarlo a nuestro gusto, ya que proporciona un amplio abanico de posibilidades.
Entrantes
Aunque los pescados normalmente se emplean para elaborar segundos platos, no podemos perderlos de vista a la hora de preparar aperitivos. La gastronomía catalana nos ofrece la
'Esqueixada', un plato tradicional muy sencillo de elaborar: marinaremos varios trozos de bacalao crudo con una vinagreta y después los presentaremos con unas rodajas de tomate y aceitunas.
Los carpaccios no se limitan sólo a las carnes, sino que se pueden hacer con pescados como el bacalao.Otra opción es añadirlo a ensaladas. Un ejemplo fácil es incorporar al bacalao desmigado unos trozos de manzana ácida y aliñarlo con aceite de oliva y piñones. Además, el bacalao fresco o envasado al vacío, tiene un sabor muy suave que podemos potenciar añadiendo aceite de oliva o vinagre de manzana y eneldo.
Empanadas y fritos
Las empanadas son un plato propio del norte de nuestras tierras y el bacalao también puede ser uno de sus ingredientes. Para preparar una
empanada de bacalao y pasas, sólo necesitamos rehogar cebolla, el pescado y las pasas y colocarlo después entre dos láminas de hojaldre. Poco más de media hora en el horno y tendremos el aperitivo perfecto. El mismo tipo de relleno lo podemos utilizar para elaborar empanadillas.
En la cocina madrileña encontramos las 'frituras de bacalao', bolitas fritas confeccionadas con pasta de este pescado, cebolla, harina, cerveza y pimentón. Con migas de bacalao, puré de patata, huevos y perejil puedes hacer unas bolitas que serán un complemento del menú, tanto si lo ofreces de aperitivo, como de acompañamiento de otros platos más contundentes.
Potajes y guisos
Pocas cosas tenemos tan típicas en nuestro gastronomía como un buen potaje, donde el bacalao tiene un papel protagonista. Se trata de un
plato tradicional de Cuaresma que está compuesto de garbanzos, acelgas y, cómo no, de este pescado. Por supuesto, podemos añadir también este pescado a las alubias, cocinarlo con patatas y utilizarlo para elaborar sopas, purés y cremas.
Los fogones vascos son la cuna de muchos de los guisos elaborados con este alimento. Buena muestra de ello es el bacalao a la vizcaína, elaborado rehogando cebolla, ajos y pimientos, a los que se incorporará el bacalao para que cueza unos minutos. Finalmente se retirará el bacalao y el resto de los ingredientes se pasarán para elaborar la salsa. Otro de los platos más típicos de la región es el bacalao al pil-pil.
El bacalao es un producto al alcance de todos los bolsillos que, con sus múltiples alternativas a la hora de cocinarlo, seguirá estando presente por mucho tiempo en todos los hogares.
Recetas con bacalao:
Empanada de bacalao
Bacalao dorado
Ensalada de bacalao
Potaje con bacalao y espinacas
Bacalao al pil pil
Brandada de bacalao
Bacalao fresco al estragón
Tartar de bacalao
Bacalao con patatas
Croquetas de bacalao
Tortillas de bacalao