DIIJO QUE BAILARÍA
Con si le llevaba una rosas rojas -se lamentaba el joven estudiante-, pero en todo mi jardìn no hay una sola rosa roja.
Desde su nido de la encina le oyò el ruiseñor. Mirò por entre las hojas asombraddo.
-No hay una sola rosa roja en todo mi jardìn -gritaba el estudiante.
y sus ojos se llenaban de làgrimas.
-Ah, de què cosa tan insignificante depende la felicidad He leìdo todo lo que han escrito los sabios poseo los escretos de la filosofìa ytengo que ver mi vida destrozada por una rosa roja.
-He aquì por fin un verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Le he cantado todas las noche, aun sin conocerle, todas las noche digo su historia las estrellas, y ahora el veo. su cabellero es oscura como la flor del jacinto, y sus ladios, como la rosa que desea, pero la pasiòn ha tornado su rostro palido como el marfil, y la pena le ha marcado en la frente con su sello.
-El prìncipe da un baile mañana por la noche -murmuraba el estudiante-, y mi amada asistirà a la fiesta. Si le llevo una rosa roja- bailarà conmigo hasta el la madrugada