Quien busca el verdadero amor debe ser
conciente de que no solo encontrará paz y placer, sino también lágrimas y
penas. Si nos pasamos la vida buscando solo las dos primeras, haremos
del amor algo superficial, basado no en el compartir de las almas, sino
en el desahogo de los cuerpos, y finalmente solo obtendremos las dos
últimas.
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