¿Se puede evitar el envejecimiento?
En mi opinión, SÍ y NO. Envejecer es un privilegio que nos regala
la naturaleza, y no es posible ir contra “natura”. Hay que dejarse llevar,
respetar su ritmo… Ella es sabia. Pero tampoco hay que animarla, y a veces, se
cuidan poco todos los aspectos que nos mantienen no jóvenes sino en nuestra
edad, y algunos importantes se nos escapan aceleradamente por los
poros.
Evidentemente, nadie tiene a los 60 años la carita de los 15, ni
el libro de la vida casi en blanco… No se trata de volver atrás ni de frenar el
paso del tiempo, pero tal vez podamos controlar sus efectos cuando se desmadra…
o lo “desmadramos”.
Tal vez prestando atención al aspecto podamos
camuflar la edad: cirugía, arreglitos secretos, cremas, tintes… El capítulo de
la ropa, un pelín más atrevida de lo que nos corresponde, ayuda a parecer más
joven, siempre que no caigamos en la tentación de vestirnos como nuestras hijas
e hijos, ni como Mary Puri, que lleva minifalda y le queda de cine, ni como los
viejos roqueros.
Pero creo que si confiamos solo en el disfraz, nos
engañamos.
Por suerte, tenemos la opción de la nutrición sana y el
ejercicio que resulta muy valioso para mantenerse en forma, pero hace falta
fuerza de voluntad e imaginación. Y sobre todo, hay que creérselo, es decir, hay
que estar convencidos de que eso es bueno para mantenerse en unas condiciones
que no se marchitan bajo las arrugas.
Pero si cuidar la apariencia y,
especialmente, la salud es importante, me preocupa el envejecimiento
del espíritu que no está provocado por ninguna enfermedad, el deterioro del
ánimo, el pasotismo encubierto… Porque estoy convencida de que no es la artrosis lo que
nos separa de los jóvenes, sino la burbuja que nos encierra a hombres y mujeres
en el pasado, en el inmovilismo, y no nos deja seguir descubriendo, aprendiendo,
avanzando. Se envejece cuando se encasquillan las ideas, cuando importa más la
pena propia que el dolor de un niño,
cuando nos ponemos límites sin necesidad, cuando ahogamos la frescura.
Si
fuéramos capaces de decir no a la dejadez, al abandono, al desencanto, al
miedo…, a la justificación injustificable, tendríamos en nuestra mente el
control del tiempo…, el valor para afrontar el deterioro físico…, el empuje para
hacer lo que deseemos… ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Habría que
verlo.
DE LA RED