Correr El Riesgo
Correr el riesgo es siempre una ocasión que tiene el corazón para entregarse.
Correr el riesgo es siempre una elección que tiene la emoción al despertarse.
Correr el riesgo es como volver a empezar, volver a respirar, como cambiar de calle.
Es como un barco que comienza a navegar sin rumbo y sin saber donde puede anclar.
Correr el riesgo es a veces dejar, es a veces llorar, tan sólo equivocarse; es elegir, es ir sin preguntar;
es un poco temblar, es algo más de vida.
Es como entrar de nuevo en una gran ciudad, tocar la soledad, perder lo que está cerca;
es como un viento fuerte que golpea al llegar, que nos deja entreabierta la puerta.