Cada uno de nosotros tenemos un escondite, en algún lugar muy profundo, un lugar dónde vamos para estar solos. Para pensar, para estar solos, para ser nosotros mismos. Este único lugar dónde confrontamos nuestros más profundos sentimientos. Se convierte en el refugio de nuestros deseos, nuestras necesidades, nuestros sueños, y aún también de nuestros miedos. El lleva la esencia de quienes somos y de lo que deseamos ser. Pero entonces y ahora, así sea por ser escogido o por ser un designio, alguien encuentra el camino hacia ese lugar que pensábamos que era solo nuestro. Ynosotros le permitimos a esa persona ver, sentir y compartir todas nuestras razones, toda la incertidumbre y las emociones que hemos guardado ahí. Esta persona añade nuevas perspectivas a nuestro escondite. Entonces muy despacio se acomoda en su propia esquina de nuestro lugar especial. Dónde un pedazo de él se queda para siempre. Yentonces llamamos a esta persona, AMIGO...
Algunas veces encuentras en la vida una amistad especial: ese alguien que al entrar en tu vida la cambia por completo. Ese alguien que te hace reir sin cesar; ese alguien que te hace creer que en el mundo existen realmente cosas buenas. Ese alguien que te convence de que hay una puerta lista para que tú la abras. Esa es una amistad eterna… Cuando estás triste y el mundo parece oscuro y vacío, esa amistad eterna levanta tu ánimo y hace que ese mundo oscuro y vacío de repente parezca brillante y pleno. Tu amistad eterna te ayuda en los momentos difíciles, tristes, y de gran confusión. Si te alejas, tu amistad eterna te sigue. Si pierdes el camino, tu amistad eterna te guía y te alegra. Tu amistad eterna te lleva de la mano y te dice que todo va a salir bien. Si tú encuentras tal amistad te sientes feliz y lleno de gozo porque no tienes nada de qué preocuparte. Tienes una amistad para toda la vida, ya que una amistad eterna no tiene fin.