¡Qué horrible es el olvido! Ver la mujer amada Y no sentir que el alma Se curva de dolor. Cuando cerca a su nombre No nos punza la espina, Ya no vale la pena Nuestra estéril canción.
¡Qué horrible es el olvido! Saber que la quisimos Y que sigue en la sangre Sin producir dolor. Cuando nos resignamos A vivir con su ausencia, Es porque ha envejecido Por dentro el corazón.