Van dos borrachos por la calle y de golpe se encuentran una escopeta, entonces uno piensa que es un telescopio y al mirar dice: ¡Por aquí no se ve nada! Entonces, el otro aprieta el gatillo, y la bala le atraviesa el ojo al que miraba, y sólo se le ocurre decir: ¡No me mires con esa cara, que yo también me he asustado