La gratitud libera un fluir poderoso de bien en mi vida.
Mi fe en la ley de prosperidad es una fuente de fortaleza para mí. Si tengo un examen médico, espero buenos resultados. Aguardo pacientemente las respuestas a mis oraciones —confiando en el orden divino. Busco con confianza nuevas oportunidades. Doy gracias por lo que deseo antes de recibirlo.
Mi actitud de gratitud libera el fluir poderoso del bien de Dios en toda área de mi vida. Mi corazón agradecido es un canal abierto mediante el cual las bendiciones de Dios fluyen —hacia mí y de mí. Puede que reciba un dinero inesperado, descubra un pasatiempo nuevo o me encuentre con un amigo a quien no veía desde hacía tiempo. Cosas maravillosas suceden gracias a mi estado de gratitud.
Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien.—Josué 1:8