Como un Ángel de la Guarda que a mi encuentro surge y salta siento que aquí y ahora escondida entre las sombras de mi calle eres fantasma. Surco deprisa aceras, cabizbajo ruego a Dios no me hipnotices, que me llena de congoja y de pena los soplos de tu aliento triste. Y miro a las demás personas con cierta curiosidad. Todas tienen algo tuyo y en todas ellas estás. Es como si de un embrujo me llenara la vista de tí, como si las palabras ya las hubiera oído antes, como si a cada instante supiera lo que me van a decir. Mis oídos ya no escuchan solo oyen lo que quieren oír. El amor me está rondando, y yo lo quiero seguir. Seducido busco ansioso que aparezca tu presencia dormitando en la paciencia ciega y loca estoy por ti.