GREGORIO.
Del verbo griego grhgorew (gregoréo), que significa velar, vigilar, estar despierto, hacerse responsable de algo, procede el adjetivo grhgoroV (grégoros), atento, vigilante, que primero fue un sobrenombre, muy elogioso por cierto, para convertirse luego en el nombre propio GRHGORIOS / GrhgorioV (Gregórios), que ya desde los primeros siglos del cristianismo se extendió considerablemente, debido sin duda a los hombres extraordinarios que llevaron este nombre.
Digno de especial mención también San Gregorio de Tours, obispo (siglo VI), que gobernó excelentemente la diócesis y dejó abundantes obras Entre ellas los 10 libros de la historia de los Francos, San Gregorio Taumaturgo y otros ocho santos con el mismo nombre.
Pero el que destaca por encima de todos, por el lugar que ocupó en la Iglesia y en el mundo, fue el que encabeza la larga lista de los Gregorios papas, San Gregorio I El Magno (siglo VI).
Otros 15 papas adoptaron este nombre, cada vez más lleno de fuerza y prestigio..