Años quedan ya muy pocos para podernos amar y mirarnos a los ojos como tú sabes mirar, por eso tengo este antojo de quererte hoy hablar; decirte que eres hermoso y te querría encontrar en otro mundo opuloso de amores y de igualdad para darte un manojo de esas flores de azahar que tanto amas, mi esposo... ¡Qué no te iba yo a dar