Del verbo griego grhgorew (gregoréo), que significa velar, vigilar, estar despierto, hacerse responsable de algo, procede el adjetivo grhgoroV (grégoros), atento, vigilante, que primero fue un sobrenombre, muy elogioso por cierto, para convertirse luego en el nombre propio GRHGORIOS / GrhgorioV (Gregórios), que ya desde los primeros siglos del cristianismo se extendió considerablemente, debido sin duda a los hombres extraordinarios que llevaron este nombre.
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