Quiero dar mi más sentido pésame a las familias de estos amigos que se han ído recientemente. Perabeños, buenas personas y amigos entrañables. No se me ocurre otra cosa mejor que dedicarles este poema de Paqui Delgado, con la que en un tiempo pasado, compartí un sitio en el Grupo Poetico Gironí. Un brazo.
No nos de ansias el hablar
de la vida que se acaba,
pues con ella se duermen
las alegrías y las desgracias,
y cumplimos una meta
que trazada ya tenemos,
porque en el parto ya lloramos
lo que en su día perderemos.
Que silencio encierran
las puertas de un campo santo,
quizás si pudieran hablar
se reirían de nuestro llanto,
porque no es más desgraciado
el que duerme ya tranquilo,
quizás lo sea mucho más
el que duerme sin destino.
La vida es muy hermosa
pero tiene su final,
hay que aceptarla cuando llega,
y conformarse, cuando se va.
Porque cansa vivir la vida
cuando te ponen tantas barreras,
y si la meta consigues,
es alegría y no pena.
Que silencio encierran
las puertas de un campo santo,
no te de miedo entrar
los muertos no te harán daño,
relájate en su interior
como presumen las flores,
de adornar con mucho orgullo
a todos sus moradores.
Juanita