Epílogo con diccionario propio
Hoy en día, Colombia es el país de América, y del mundo, donde esa vaina tiene más usos.
Es una de las pocas palabras nuestras que ha logrado pasar de una generación a la otra, de viejos a jóvenes, renovándose, y, por eso, en lugar de irse extinguiendo, está cada día más vigente.
Me atrevería a decir que es la más colombiana de todas las palabras. Y la más imprecisa.
Es indefinida e indefinible. No hay manera de agarrarla. Para incluir sus interminables variantes habría que escribir un diccionario completo. A continuación les mando algunas muestras:
Para saludar con cariño: “¿Qué hay de vaina?”.
Para buscar pelea: “¿Qué es tu vaina?”.
Si algo apesta: “Cómo huele esa vaina”.
Si algo huele delicioso: “Cómo huele esa vaina”.
Un buen libro: “Qué vaina tan buena”.
Una película aburrida: “Qué vaina tan mala”.
Contrariedad o disgusto: “A mí no me vengas con vainas”.
Gravedad: “Qué vaina tan delicada”.
Definición de un ser humano agradable: “Luis es una vaina”.
Definición de un ser humano desagradable: “Luis es una vaina”.
Invento gastronómico: “En la fiesta nos dieron una vaina que tenía arroz y carne”.
La más tajante, rotunda y categórica expresión colombiana: “Ni de vaina”.
JUAN GOSSAÍN