Querido Niños Jesús,
antes que nada, queremos decirte que nos costó mucho escribirte esta carta porque no es solo personal, es en plural. Queríamos que fuera diferente porque a nuestros niños les toca vivir situaciones que no nos permiten sentirnos todo lo alegres que quisiéramos. Varias veces hicimos el intento y nada.
No es fácil el plural en nuestra realidad, pero nos dimos cuenta de que te estábamos escribiendo a ti. Tú que todo lo sabes, y conoces lo que hacemos o dejamos de hacer por nuestros niños y niñas.
Por la violencia muchos infantes y adolescentes, ya no están con nosotros.
Tenemos la esperanza de que estén contigo. Diles que nos duele. Sentimos culpa y vergüenza por no haber podido evitar que los malos tratos, o una bala, terminaran con sus vidas. Su ausencia dejó un vacío muy grande en sus hogares, escuelas, especialmente en sus seres queridos. Esperamos que puedas darles a sus familiares fortaleza para seguir adelante.
El problema de las navidades es que caen en diciembre, el último mes del año.
Es el momento de inventariar lo bueno y lo malo que nos pasó durante el año.
Créenos que no quisiéramos ponerte triste ahora que se acerca tu nacimiento;
pero necesitamos preguntarte: ¿qué podemos hacer para mantener la esperanza?
La violencia nos solo está fuera… ¿cómo hacemos para ser menos soberbios
y reconocer la violencia en nosotros? En eso ¿nos puedes echar una manito?
No sé si sabes, imaginamos que sí, que elegimos gobernadores. No todo el mundo cumplió con su compromiso de votar. Se dicen muchas cosas para explicar, justificar… El hecho es que no todos cumplimos con nuestro deber ciudadano.
Eso tiene que ponernos a pensar para cambiar.
Como te habrás podido dar cuenta, esta no es una carta para pedirte solo cosas materiales, ya tienes bastante demanda con eso. Lo que si sería importante,
si puedes incidir en algo, es que los gobernadores electos logren entender y practicar
el poder no como un privilegio, sino más bien como un servicio para que a los niños, niñas y adolescentes se les garanticen todos sus derechos, pero muy especialmente el derecho a la vida. Con políticas públicas y recursos para implementar programas efectivos y suficientes para prevenir la violencia en los hogares, centros educativos, comunidades, medios de comunicación, redes sociales.
Ojalá las palabras de los gobernantes se correspondan con los hechos, que la educación sea un derecho de todos. No solo esforzándose en la cantidad, sino también en la calidad. Queremos un país que nos permita sentirnos orgullosos porque la salud cuenta con servicios eficientes y suficientes, especialmente los que, como tú, son recién nacidos y requieren atención antes, durante y después del parto y no tengan que morir por no contar con las condiciones que requieren. Sabemos la mala experiencia que te tocó vivir con la matanza de los bebés menores de tres años por mandato de Herodes. Y es increíble que en pleno Siglo 21 las masacres de niños sigan siendo noticia en el mundo.
¿Te parece que es mucho pedir? Sabemos que tú mismo le diste un contenido concreto al amor en eso que se llamó la Buena Nueva, o sea la Buena Noticia.
Querido Niño Jesús, te dejamos. Sabemos que seguramente son muchas las cartas que te quedan por leer y responder.
Nos vemos en la Noche Buena, te esperamos y Feliz Navidad
Tomado de la red